Curso escolar 1992-93
EL CARBAYO N.º 9
EL CARBAYO n.º 9, abril de 1993. N.º total de páginas 19.
PORTADA
LA INTEGRACIÓN ESCOLAR
En todos los centros existen alumnos que manifiestan una serie de necesidades educativas especiales, es por ellos y para ellos al mismo tiempo, que desde hace unos años se viene afianzando lo que se ha estimado en denominar la integración escolar. Con anterioridad al surgimiento de esta idea, existía una atención dedicada a estos alumnos, pero no se puede decir que tuviera la base de integrar escolarmente, sino todo lo contrario, de excluir y separar.
Para definir en este breve espacio lo que es la integración escolar, lo voy a hacer justamente en la forma contraria, explicando lo que no es una integración escolar. Pues bien, sin más demora, la integración escolar no es separar a los alumnos con necesidades educativas especiales a un aula, ofrecerles un profesor, y estar en ella los días que dura el año académico recluidos como en guetos; la integración escolar tampoco es mandar al alumno al profesor de apoyo unas horas al idea y olvidarse del resto; ni mucho menos se puede decir que la integración escolar es derribar las barreras arquitectónicas que tiene un edificio que dificultan a determinados alumnos disfrutar de las mismas oportunidades que los demás (esto es parte de la adaptación que hay que hacer, pero con esto no vale).
Como consecuencia de todo esto y más, se puede deducir que integrar escolarmente a un alumno es ofrecerle, como mínimo, la misma atención y dedicación que a un alumno “normal”, con el único fin de que en un futuro la integración social de ese alumno con Necesidades Educativas Especiales sea conseguida.
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LA INTEGRACIÓN ESCOLAR
Para que esta integración se lleve a cabo es necesario conocer al alumno y sus necesidades, y con respecto a su capacidad y potencial, ofrecerle en un centro ordinario y dentro de un aula ordinaria la ayuda necesaria y suficiente con la sistematización, organización y planificación adecuadas.
De esta forma, se evitarán aquellas denominaciones antiguas y sin fundamento de: “las clases de los tontos”, daríamos a la vez a los alumnos normales la suficiente responsabilidad y educación para compartir el mundo y sus maravillas con el resto de las personas diferentes. De esta forma, llegaríamos a considerar como algo cotidiano ver a un niño paralítico cerebral jugando con unos amigos en el parque, o a un niño sordo manteniendo una conversación con nuestro hijo, o a un niño síndrome Down jugando al fútbol con los niños del barrio, y comprobando, al mismo tiempo, que el respeto, tanto de unos con los otros y viceversa, es sorprendente.
Nunca debemos dejar de pensar que, si la integración escolar no tiene éxito, es gracias a los adultos; los niños aceptan a los otros niños con diferencias y les den su cariño y atención, sin la necesidad de pedir algo a cambio, como hacemos nosotros que no somos niños.
Ángel García Solla
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FALLO CONCURSOS DE PINTURA Y REDACCIÓN
Seguidamente, a título de información, vamos a detallar la clasificación de los concursos de pintura y redacción de la fiesta de Navidad, organizada por la APA El Carbayo.
También hemos creído oportuno editar los trabajos de los tres ganadores de los cursos de 6.º, 7.º y 8.º.
Pero vamos por partes. El programa de la Fiesta de Navidad fue el siguiente:
-Festival infantil.
-Coro de música del profesor D.
Julián.
-Entrega de regalos a los ganadores
del concurso de pintura y redacción.
-Actuación de la Tuna Universitaria.
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FALLO CONCURSO DE PINTURA
Reunido el jurado, con fecha11 de diciembre de 1992, compuesto por los alumnos Mireia, Sergio y David, el representante de los profesores, Carlos, padres, representados por Nieves, Juan Jesús, Asunción, y Javier, en nombre de la APA, ha decidido otorgar en el CONCURSO DE PINTURA los premios siguientes:
PREESCOLAR
-3
años: Miguel García Vicente
-4
años: David García Vicente
-5 años: Javier Sánchez González
CICLO INICIAL
-1.º
curso: Esther García Vicente
-2.º curso: M.ª Elena Sánchez García
CICLO MEDIO
-3.º
curso: Fernando González Herrera
-4.º
curso: Carolina Santos Reguera
-5.º Accésit: Alberto Arias Pellitero
CICLO SUPERIOR
-6.º
curso A: Javier Díez Álvarez
-6.º
curso B: M.ª Luisa Iban Torres
-7.º
curso: Iván Casas Carbajo
-8.º
curso: David Manteca Díez
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FALLO CONCURSO DE REDACCIÓN
Reunido el jurado, con fecha 14 de diciembre de 1992, compuesto por los alumnos Mireia, Sergio y David, el representante de los profesores, Luis, padres, representados por Nieves y Esperanza, y Javier, en nombre de la APA, ha decidido otorgar, en el CONCURSO DE REDACCIÓN, los premios siguientes:
6.º CURSO
“UN
FINAL FELIZ PARA PANCRACIO”
Autor con el pseudónimo QUIJADA: Luis Fernández Prieto
7.º CURSO
“LA
VIRGEN DE LA TORRE”
Autor con el pseudónimo SATURNO: Rocío Burgos Panizo
8.º CURSO
“PACTO
DE SANGRE”
Autor don el pseudónimo PELIRROJA: Rocío Pascual del Valle
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UN FINAL FELIZ PARA PANCRACIO
Era ya 23 de diciembre, cuando un pobre niño, llamado Pancracio, iba a pasar otras pesadas Navidades sin salir del orfanato.
Él sabía que era la Navidad, puesto que era el único chico que no había estado toda su vida allí. Solo de una Noche Buena se acordaba, cuando tan solo tenía tres años de edad, que celebró con sus abuelos. Cuando se murieron, vino al orfanato, desesperado, porque ya no tenía a nadie. Hizo amigos, pero estos se marcharon a vivir con familias adoptivas.
La incertidumbre, la tristeza, la desgracia, la soledad y muchas otras penas reinaban en el antiguo orfanato.
Los niños pequeños ya dormían. Ellos sí eran felices.
Pancracio estaba sentado, recordando a sus antiguos amigos, que, por alguna razón, serían más felices que él. Porque celebrarían la Navidad, estarían de fiesta, les traerían muchos regalos el día de Reyes.
Pancracio sabía que no debía pensar así, puesto que hay niños que lo pasan mucho peor que él.
Entonces,
él mismo empezó a elaborar un plan, para que los huérfanos pudieran pasar las
Navidades deseadas por todos. El inteligente cerebro de Pancracio se iluminó.
Se lo explicó a la directora.
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UN FINAL FELIZ PARA PANCRACIO
A la mañana siguiente, la directora y otros niños salieron con una hucha un poco rara.
¡Claro!, salían a pedir para un pavo para celebrar la Noche Buena. Cuando regresaron, empezaron a contar el dinero. Ni siquiera llegó a dos mil pesetas. Pancracio se puso muy triste y fue corriendo a encerrarse a su habitación.
El día de Noche Buena estaban todos muy tristes. De nuevo, otra Navidad como si fuera otro día normal.
Ya por la tarde, sonó el timbre de la puerta principal. Abrimos y … ¡eran los niños adoptados que traían un pavo muy grande. ¡No! Eran dos pavos.
-Hola,
amigos- dijeron.
-Venimos
a pasar la Noche Buena con vosotros.
-¡Bieeen!- gritaron todos.
Pancracio y los demás pasaron una Noche Buena estupenda.
Luis Fernández Prieto
6.º curso EGB
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LA VIRGEN DE LA TORRE
Cierto día mi abuela me contó una leyenda que trataba sobre la Virgen de la Torre, más conocida como “La Torrica”, por su reducido tamaño.
Érase que se era un pastor que iba con sus ovejas por un prado y, por casualidad, descubrió la imagen de una Virgen. Resulta que la Virgen fue encontrada en término de San Miguel del Valle pero el pastor era de Roales de Campos; los dos pueblos querían quedarse con la Virgen y, al final, fue para San Miguel del Valle, por haberse encontrado en sus tierras.
A la Virgen la tomaron como la patrona del pueblo y, entre las cosas que le prometieron, una de ellas fue que la llevarían todos los años al lugar donde la encontraron y que, supuestamente, se dice que allí hubo un pueblo hace muchísimos años.
Hubo un año que el día en que la tenían que llevar al lugar donde la encontraron, llovía mucho, y no cumpliendo la promesa ese año, los animales más jóvenes murieron, hubo épocas de sequías muy grandes y otras épocas en las que llovía tanto que los ríos se desbordaron.
De ese año en adelante, siempre la han llevado, haga el tiempo que haga.
En el lugar donde encontraron a la Virgen, se construyó un molino en el que vivían el molinero y su familia, que salían a recibir a la Virgen a la mitad del camino, e iban hasta el molino, donde había preparado pan y vino para todos los peregrinos que fuesen a la romería. Al anochecer, la familia salía a despedir a la Virgen hasta la mitad del camino y, al llegar al pueblo, la gente que no había podido ir a la romería, salía a recibirla a la entrada, iban hasta la iglesia y celebraban una misa. Así se celebra la fiesta en mi pueblo.
Rocío Burgos Panizo
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UN PACTO DE SANGRE
Había una vez en un pueblecito de Chicago, una familia de tres hermanos. Era la familia Newton.
Esta familia vivía en una casa pequeña; no eran muy ricos, pero no les faltaba de nada.
La familia Newton había estado de vacaciones en una playa enorme; todos se lo habían pasado muy bien. Pero el que más se había divertido era el pequeño Jonathan. Había conocido a un chico de su misma edad. Y habían disfrutado el verano a tope. Incluso habían hecho un pacto de sangre y jurado ser amigos siempre.
Lo que Jonathan no sabía, y no supo hasta que en el colegio no le hicieron una revisión, era que su gran amigo era portador del sida y se lo había contagiado. El chico al principio no se lo creía y no quería admitir que su gran amigo pudiera haberle hecho eso tan horrible.
La voz se corrió en seguida por todo el pueblo y, aunque los padres de Jonathan no querían que el chico sufriera, todo era inútil. Era tal la marginación que le habían hecho a Jonathan, que su madre tuvo que dejar a Jonathan en casa hasta que la situación se calmara un poco.
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UN PACTO DE SANGRE
Las madres de sus compañeros no querían que un niño con sida fuera al mismo colegio que sus hijos y fue tal la insistencia de las madres que hasta llevaron a la familia a los tribunales. La madre de Jonathan era abogada y quiso coger el caso de su hijo. Y comenzó el juicio del pequeño Jonathan.
El abogado de las madres empezó a criticar que un niño así no podía estar en contacto con los demás niños, y que era un peligro para la sociedad. Por su parte, la madre de Jonathan afirmó que se había demostrado que una persona no podía transmitir esa enfermedad si no era por contacto de sangre, de saliva o por relaciones sexuales.
Ahora todo dependía del jurado.
Llegó el día del veredicto y la tensión que había en la familia era insoportable. Cómo se podía estar juzgando a un niño de 8 años, que ni él mismo podía saber muy bien lo que estaba pasando. Cuando al fin, entró el jurado en la sala y se dispuso a dar el veredicto.
-¡INOCENTE!
La familia saltó de alegría y el pequeño Jonathan siguió siendo eso, un niño de 8 años que, por un pacto de sangre, había tenido tantos problemas.
Rocío Pascual del Valle
8.º curso EGB
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CARTAS AL DIRECTOR
La Crónica de León (no consta fecha)
La Tierra no es un regalo de nuestros padres, sino un préstamo de nuestros hijos
Según dice un proverbio “la Tierra no es un regalo de nuestros padres, sino un préstamo de nuestros hijos”. Con este pensamiento en mi mente caminaba por las calles de mi ciudad acompañado de mi hija.
En una de ellas, es posible que la principal calle de León, vimos un patético paisaje: árboles que, como condenados por algún delito, estaban expuestos a la mirada pública con su tronco cortado y maltratado, mutiladas sus ramas, con lazos rojos y pintados. Sentía vergüenza al ver cómo los niños miraban atónitos el espectáculo, era un desastre ecológico.
Tal vez no recuerden los mismos “ejecutores” que un grupo de padres habíamos solicitado un parque infantil para Puente Castro, lleno de árboles, donde, con cariño, les daríamos vida. De esto hace casi un año, ¡y aún seguimos esperando!
Caminábamos por una parte hermosa de la ciudad, con calles asfaltadas, farolas donde, no hace mucho, los dueños de las viviendas pleiteaban contra los ediles porque pagaban contribuciones de lujo y no tenían servicios. Los del barrio de Puente Castro pagamos contribuciones de súper lujo y no tenemos, ni todas las calles asfaltadas, ni farolas ni jardines; faltan papeleras, contenedores de vidrio, papel, plástico, donde poder comenzar la ecología.
Caminábamos por un lugar donde había biblioteca, un centro de reuniones, lindos y bien cuidados, y pensé en ese barracón, frío y sucio, que el magnánimo Ayuntamiento nos regala en mi barrio.
Miré hacia mi hija y sentí vergüenza de este pedazo de tierra que me ha prestado.
José Javier Fernández Gómez
Presidente de la APA del Colegio Público Caja de Ahorros
de Puente Castro
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VERDE QUE TE QUIERO VERDE
Autor: Miguel Pedroche Lizaso
Autor: Miguel Pedroche Lizaso
Autor: Miguel Pedroche Lizaso
Autor: Miguel Pedroche Lizaso
Autor: Miguel Pedroche Lizaso
Autor: Miguel Pedroche Lizaso
Autor: Miguel Pedroche Lizaso
PERSONAJE
José Javier Fernández Gómez
Muy
ligado a la Asociación de Madres y Padres de Alumnos, y divulgador de artículos
sobre salud escolar, Javier Fernández Gómez, médico de profesión, fue una
figura señera de la comunidad educativa de Puente Castro. Competente, buen comunicador,
preocupado por la salud de los escolares, desempeñó una labor encomiable. En noviembre
de 1991, fue elegido presidente de la Asociación de Madres y Padres del
Colegio Público “Puente Castro” hasta noviembre de 1993. Fue, como Ángel
Aller Urdiales, un padre y un ciudadano defensor de lo público, y, más
concretamente, de la escuela pública; ellos, que podían llevar
perfectamente a sus hijas a la escuela privada.
Mis cartas al director del Diario de León
Sábado, 12 de diciembre de 1992
Un
basurero menos
Por la fiesta de San Isidro Labrador, de repente se encogió mi ánimo al percatarme del basurero que había nacido así, como por generación espontánea, a la puerta del colegio público “Puente Castro”. Me desahogué entonces enviando una carta al director de este diario. Hoy constato que el basurero, aunque poco a poco, va desapareciendo; sin prisas, eso sí, pero con aire de no retroceder hasta que la tarea no esté concluida, la oruga y el camión municipales van desbrozando y limpiando una franja antaño verde y salpicada de rosales y, hasta hace poco, muladar, debido a la desidia de unos y el aprovechamiento de otros, que la habían transformado en aparcamiento privado además de en inmundo estercolero.
Yo no
entro a valorar, ni me importa, si el éxito de la gestión corresponde al
brillante director del colegio, o las sufridas amazonas de la junta directiva
de la Asociación de Padres, o, incluso, al cambio de sensibilidad
medioambiental del concejal encargado de estos menesteres; lo que yo quiero
manifestar es que mi ánimo estaba encogido y ahora, a la vista del progreso de
las obras de reacondicionamiento, vuelve a esponjarse. No sólo mi ánimo,
también el de la señora Tina, la sabia y valiente portera del centro escolar,
que nunca perdió la esperanza de recuperar una franja para ella muy querida.
¡Vamos a ser optimistas por una vez pensando que nunca jamás el Ayuntamiento
volverá a permitir que este espacio verde recuperado, que es de propiedad
pública, sea ocupado para fines de una empresa privada!
Martes, 25 de mayo de 1993
Cogen
en un jardín
Aun a riesgo de que apliquen a uno la despiadada crítica que Jesús de Nazaret imputó a los fariseos (bien es cierto que por distintos motivos del ortográfico), achacándoles que veían la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio, me atrevo a corregir a Peio, quien por dos veces consecutivas en el suplemento de educación Aula Magna del pasado miércoles pone en boca de Carmen González Velasco -al parecer, la benjamina del profesorado de la universidad leonesa- “cojen más confianza”, “se cojen nervios”, es decir, usa la jota en vez de la ge, que es la adccuada. Es posible que Peio quisiera provocar a los maestros de básica, entre los que me encuentro, no digo ya a los universitarios, que deben de andar mucho más amodorrados por lo que infiero de las declaraciones del ilustre profesor, don Miguel Cordero del Campillo. Otra posibilidad es que Peio sea ferviente admirador de Juan Ramón, para el que no existían las ges.
Jardín, palabra importada del francés, sí se escribe con
jota. Y qué contentos estamos todos los de la comunidad educativa del colegio
público “Puente Castro” porque, después de mucho porfiar, nos han devuelto el
jardín que la empresa Renault había convertido en aparcamiento privado y en
estercolero particular. Hoy, felizmente, los arbustos y arbolitos plantados por
los empleados municipales campan por sus respetos. Estas palabras van dedicadas
a san Isidro Labrador, cuya festividad hoy se conmemora, al que estoy seguro le
encantaría ver los campos floridos y hermosos, libres de vertederos incontrolados.
La comunidad escolar del colegio público “Puente Castro” confía en que tanto la
empresa Renault comprenda que siempre “venderá” mejor un jardín bien cuidado al
lado que no un estercolero maloliente, como que el Ayuntamiento (y no solo en
periodo electoral) conserve esta zona verde con el mismo mimo con el que la ha
recuperado.
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