GORDONCILLO (07/03/1971)
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| -Palpita ya en el ambiente uno de los más grandes triunfos del C. D. Cubillas. Se empata, nada más y nadad menos, en casa del extraordinario conjunto de Gordoncillo. Son días de zozobra, de angustia en nuestro club. Hay entre los socios-jugadores del C. D. Cubillas y aficionados mucho pesimismo. Se teme al gran rival, pero en lo íntimo de nuestros corazones palpita una ilusión: "¡Se le puede vencer!..." |
C. D. Gordoncillo, 2 - C. D. Cubillas, 2
El pasado domingo, día 7, se celebró en la población de Gordoncillo, el encuentro de fútbol entre el equipo local y el de Cubillas de los Oteros. El trofeo puesto en litigio -pues el conjunto de Gordoncillo correspondía así a otro trofeo disputado con anterioridad en la localidad cubillense- contribuyó a que el terreno de juego, a pesar del frío glacial reinante, se viera concurrido.
INCIDENCIAS
Con la moneda al aire y con la elección de terrenos dio comienzo el encuentro. Apenas iba transcurrido un minuto de juego, y sin que el equipo de Cubillas hubiera organizado siquiera sus líneas de cobertura, un delantero local ponía el marcador en funcionamiento. No obstante, este contratiempo no desmoralizó a los visitantes, que, rehechos inmediatamente, no sólo empataban sino que, gracias a un juego vistoso e incisivo, resolvían el empate a su favor.
Entrada la segunda parte, con el marcador a su favor y el viento adverso, el cuadro cubillense se replegó un tanto, quedando solamente tres hombres en punta, lo cual no fue óbice para que, cuando la ocasión era propicia, efectuara peligrosos contrataques; sin embargo, el dominio territorial correspondió al equipo de Gordoncillo, que, faltando cinco minutos para finalizar la confrontación, establecía el empate mediante un preciso cabezazo de su extremo izquierdo.
DEPORTIVIDAD
Hay que hacer constar, y todo sea dicho en honor a la verdad, que la deportividad no fue como en otras ocasiones, cuando la fortuna sonrió al equipo de Gordoncillo, la nota más destacada. Pues el domingo, acuciados por una posible e inminente derrota -no se olvide que no consiguieron empatar hasta bien entrada la segunda parte- se produjeron antideportivamente, casi violentamente. Y eso, no; nosotros, los de Cubillas, supimos perder deportivamente nuestro trofeo; ellos, aunque no lo perdieron, pues el encuentro quedó en tablas, demostraron no saber perder.
En fin, esperamos que, cuando el encuentro se dilucide definitivamente, tal vez en terreno neutral, podamos reseñar en las columnas de este periódico que la deportividad fue la característica más acusada, que es, a la postre, la más edificante y digna de encomio.
Luis Antonio Merino Gil
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