Otoño
El paso del verano al otoño suele ser traumático. Algunos venimos de disfrutar de unas largas vacaciones (sin duda merecidas) pero que nos han acostumbrado a una dolce farniente, una agradable ociosidad compuesta de baños, de agradables paseos, de charlas con los amigos, de algunas meriendas... y una gran despreocupación por la disciplina que supone el trabajo. Claro, en los primeros días del otoño, cuando regresamos al tajo, el desajuste es tremendo: el cuerpo se resiste a obedecer, se nos acelera, se nos rebela, quisiera seguir con el ritmo sosegado y despreocupado al que le habíamos acostumbrado... Volverlo a la buena senda nos cuesta dios y ayuda... Pero ¿hay otro remedio?
1 comentario:
Bueno... todo es relativo. A mi este año no me está suponiendo demasiado trauma. Las vacaciones las cojo la próxima semana para disfrutar un poco de sol y playita, y además la temporada de esquí está ya a la vuelta de la esquina ;)
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