Bodegas
Honorio, mi suegro, autor del texto, de pie; mi amigo Felipe, con polo azul
Las bodegas se
comenzaban a excavar por los cubos o ventanos, que, en forma de cono, se iba
ampliando su dimensión a medida que se avanzaba la labor, hasta llegar a la
profundidad que se consideraba adecuada para la conservación del vino: entre ocho
y diez metros, aproximadamente. Una vez excavados los cubos o ventanos
(generalmente tres, que servían para ventilar
y dar luz a la bodega, dos para cubas o depósitos y otro para lagar), se
excavaban los cañones o pequeños túneles para comunicar los cubos entre sí.
Toda la tierra picada se extraía por medio de poleas o malacates* desde la boca
de los cubos y se extendía alrededor de éstos para refuerzo o consistencia de
las bocas. Por último, se excavaba la entrada, que, a veces, servía para varias
bodegas, las cuales se ramificaban al
fondo en varias direcciones, próximas entre sí. Cada una de ellas tenía (o
tiene) una puerta particular, siendo común para todas la asentada en la parte
superior, comúnmente cerca del camino o servicio peatonal. Hay entradas
relativamente llanas, según la zona donde están construidas, pero otras están
tan pinadas, que exige un verdadero sacrificio bajarlas, y, sobre todo,
subirlas, si se suben con peso.
En el interior, en
el espacio que se daba a cada cubo, se colocaban las cubas o vasijas de gran
tamaño, donde se encerraba el vino. Además de estas cubas grandes, existen
otras de menor tamaño, como carrales* -de forma alargada-, bocoyes*, y pipas* o
cubetos, colocadas a un lado del cañón que da acceso al lagar*. Las cubas grandes
se asentaban en consistentes maderos cuadrangulares llamados poínos, y las
vasijas menores en otros más pequeños, para aislarlas del suelo. Debajo de cada
cuba, perpendicularmente a la canilla por la que se extraía el vino, se hacía
una hoya que facilitaba la colocación del pozal, para envasar, y el cántaro o
garrafón cuando se sacaba el vino. Para pisar o macerar la uva se utilizaba la
viga, generalmente de álamo, de considerable grosor y longitud. (Los
almacenistas utilizaban prensas y otros elementos mecánicos). Las vigas iban
encajadas, en su parte posterior y más gruesa, en las “vernias”, dos maderos
consistentes, verticales y paralelos, adosados en una pequeña excavación para
evitar que se movieran. El otro extremo, el más delgado, llegaba hasta el
“canto”, hecho de peña, adobe u hormigón, de mucho peso, unido a la viga por un
gran huso de madera muy dura y resistente, alto, de dos metros o más, que, al
hacerlo girar por medio de una palanca
larga que lo atravesaba en su base, hacía subir la viga (unida por una soga a
una especie de tabla gruesa torneada en su interior, llamada hebilla) lo que
fuese necesario.
Los utensilios de la
bodega, aparte de las cubas y demás vasijas, eran la artesa, el pozal, la
mortera (un cuenco de madera), cántaros, la media cántara, cepillos de púas,
una pala, una azada o hacha para recortar el “pie” al pisar la uva.
El trabajo de la
bodega era arduo en extremo. Al llegar la vendimia, se comenzaba por lavar las
cubas y demás vasijas con esmerado tesón. Se echaban un par de cántaros de agua
en el interior y se metía el operario en ellos por la boca que tienen en la
parte superior, y con una escoba de urce o cepillo de púas se frotaba toda ella
insistentemente. Cuando el agua estaba sucia, se echaba fuera y se repetía la
operación hasta que el agua saliera limpia. Después se las daba un baño de yeso
en el interior para tapar posibles fugas o defectos de la madera. Las vasijas
pequeñas se lavaban desde fuera, metiendo una cadena grande en el interior y
balanceándolas de un lado para otro.
La uva se
transportaba en carros de ganado cargados de cestos de mimbre de setenta u
ochenta kilos. En tiempos más recientes, se transportaba en tractores a granel,
con una lona en el remolque para que no se fuera el mosto. Los cestos se vaciaban
por el cubo del lagar, o lagareta aparte, y los que se metían de “madre” en las
cubas se metían a cuestas por la entrada y de espaldas, con el fin del que el
cesto no venciera al que lo llevaba y lo lanzara de bruces contra el suelo, y
también para evitar que el cesto pegara en el techo de la entrada. Al llegar
dentro de la bodega, se daba uno la vuelta y se tiraba de frente hasta llegar a
las cuba, y por una escalera se subía uno hasta la boca de la cuba y se vaciaba
poco a poco dentro, con una defensa de tablas por detrás para contener las uvas
que se escapaban de la boca.
Cuando se acababa la
vendimia, o antes si había mucha uva en el lagar, se comenzaba a pisar la uva,
primero con los pies bien limpios o botas altas de goma, hasta formar el “pie”
(así se llama la uva, previamente pisada con los pies, que se colocaba debajo
de la viga). Si no cabía toda la uva de una vez, se dejaba la sobrante junto a
las paredes del lagar para ir agregándola después, a medida que iba mermando el
“pie”. Encima del “pie” se colocaba un tablero redondo llamado entremiso.
Encima del entremiso se colocaban uno o dos maderos, llamados “marranos”, hasta
tocar la viga, rellenando el espacio entre el entremiso y la viga. A
continuación, se daba vueltas al huso del canto por medio de una palanca
que atravesaba el huso en su base, con
largura suficiente para que dos personas, si era necesario, pudieran girarlo.
Primero se giraba hacia la izquierda, para que la viga subiera por la parte del
canto y bajara por el extremo del fondo, en
las “vernias”. Cuando había bajado lo suficiente, se colocaba un pejo o
madero grueso de cuarenta a sesenta centímetros de altura (los había de varios
tamaños) entre la viga y el travesaño de las “vernias”, y se volvía a dar
vueltas al huso en dirección contraria, es decir, a la derecha, y se obligaba a
la viga a bajar por delante, sin que pudiera bajar por detrás, impedida por el
pejo puesto previamente entre la viga y el travesaño de las “vernias”.
A medida que iba
bajando la viga y, a la vez, apretando el “pie”, el mosto fluía sin cesar
camino del pilo, una hoya grande que se comunicaba con el lagar por un pequeño
conducto, donde una teja boca arriba iba recibiendo el mosto que caía en un
pozal (mitad de una pipa o tonel aserrado por el medio, convirtiéndolo en dos
pozales) o directamente al pilo, si estaba forrado de cemento. Cuando se iba
llenando, se sacaba el mosto con unos cántaros de barro cocido y se vertía en
las cubas. Para exprimir al máximo el jugo
de las uvas, se continuaba dando vueltas al huso hasta obligar a levantarse el
canto, diez, veinte o treinta centímetros, trabajando todo su peso sobre el
“pie” del lagar. Al cabo de un tiempo de ir exprimiendo las uvas del “pie”, el
canto volvía a posarse en el suelo, y había que aflojar la viga, levantándola
por la parte del canto y bajándola por la parte de atrás. Entonces, se quitaba
el pejo de las “vernias” y se colocaba debajo de la viga y encima del muro que
separa el lagar del cañón donde está situado el canto, obligando a la viga a subir
de atrás, para recortar (redondear,
cortándolo, con una azada o hacha el
“pie”) y meter el recorte del “pie” debajo del entremiso para exprimirlo de
nuevo. Este proceso se repetía cuantas veces hiciera falta, hasta quedar
exprimido el “pie” totalmente. Cuando el “pie” ya no soltaba nada de mosto, se
aflojaba la viga, se la dejaba en posición horizontal, se sacaba todo el mosto
del pozal o del pilo y se avisaba a la fábrica de alcohol para que fuese a
retirar las heces, u orujo, es decir, el “pie “ exprimido, y quemarlo para
obtener aguardiente. El dueño recibía unos litros de aguardiente en pago de las
heces dadas.
Honorio
García García
Malacates. m. Máquina a manera de cabrestante, con el
tambor en lo alto, que se usa en las minas para sacar minerales y agua.
Carral. m. Barril
para acarrear vino.
Bocoy. m. Barril grande.
Pipa. f. Tonel o cuba.
Lagar: m. Sitio donde se
pisa la uva para obtener el mosto.
Meriendas
Las meriendas en las bodegas son una tradición que, probablemente, se remonta a la creación de las propias bodegas. No cuesta mucho imaginar al laborioso viticultor meter en el fardel un cacho de pan y un trozo de queso o de chorizo y dirigirse a su bodega a realizar labores de trasiego del vino o de mantenimiento de la misma, si es época otoñal, cuando las labores del campo más apremiantes han remitido.
También son las bodegas lugar de encuentro entre amigos, que forman cuadrillas estables y se reúnen para celebrar su amistad, comiendo y bebiendo desinhibidos y alegres. En este contexto de desenfado y verbosidad se producen las meriendas a las que voy a hacer referencia.
Primer Periodo (31-03-1991 a 11-09-1999)
MERIENDAS DE MADUROS Y JÓVENES
(1.ª, 3.ª, 4.ª, 5.ª, 6.ª, 7.ª, 8.ª y 12.ª)
CUADRILLA "ODA AL VINO"
Parejas de comensales habituales maduros: Elena y Fernando; Gloria y Jesús; Maru (conocida también por Marujina y Maruja) y Luis.
Parejas de comensales habituales jóvenes: Emi y Ramón; Conchi y Orencio; Paqui y Ricardo.
Sin emparejar: Javi (hermano de Ramón) y Encarnita (hermana de Fernando, Emi y Conchi)
MERIENDA CON COMPAÑEROS DE TRABAJO
(2.ª)
MERIENDAS CON AMIGOS Y FAMILIARES
(9.ª, 10.ª y 11.ª)
Se necesita una puerta para el merendero
En un principio, la diligente Marujina había confeccionado una cortina para tapar la entrada del merendero mientras los comensales degustaban los sabrosos manjares, pero una vez encendida la chimenea, el aire frío procedente del cañón -véase el artículo anterior de Honorio- la abombaba y se convertía en una especie de vela que incomodaba a los concurrentes. Ante tal desaguisado, Jesús, el carpintero, se ofreció para hacer una puerta, pero antes había que picar la dura pared. Aquí aparece el intrépido Orencio, que se ofrece a picarla... a cambio de cierta compensación.
Compromiso
(31-03-1991)
La cosa cuajó y adquirió tintes de perdurabilidad y hasta de cierta formalidad, tanto que se abrió un Libro Registro
Diligencia de apertura del Libro Registro
(05-09-1992)
1.ª Comilona
(05-09-1992)
Incidencias
Transcripción
Jesús y Orencio se comieron una "talegada" de pulpo, a pesar de lo cual no hicieron ascos a los demás manjares... Y, después de la crítica, Orencio alegó que estaba todavía "a media marcha".
Impresionados por la presencia del libro (como en su día lo fueron los alumnos de Puente Castro) los comensales no se atreven a hincar el diente a temas fuertes, así que se andan por las ramas: los coches, el PVC, etcétera.
Pasada la primera impresión, la gente vuelve por sus fueros: Marujina al tema de los pisos (en esto, Javi me amenaza con la "vitorina"), Orencio a sus chascarrillos, Jesús a los créditos financieros, Paqui echa la bronca a Ricardo porque fuma; a Orencio le parece mal lo de "chascarrillos" y me pide explicaciones.
Observaciones: La próxima merienda tendrá lugar el 24 de octubre, sábado. La ofrecen Elena y Fernando. (Chascarrillo: Anécdota ligera y picante, cuentecillo agudo o frase con sentido equívoco y gracioso.)
2.ª Comilona (10-09-1992)
3.ª Comilona
(24-10-1992)
Incidencias
Transcripción
Faltan Gloria y Jesús. Por lo visto, en lugar de venir a la merienda, han decidido tener una hermosa niña (Andrea, ¿de dónde procede este nombre?) Orencio hoy ha decidido permanecer silencioso, aunque ahora de parte última parece que se está animando. Ramón habla de los horóscopos, que dicen el Papa y los Obispos que son pecado. Marujina tilda a su marido de mula (el marido soy yo); Ramón se autocalifica de mula, o sea, que ya somos dos (¿a qué carro nos van a enganchar?) Ricardo y Paqui cuentan sus peripecias en la Expo (¡total, para encontrarse a Goyo y a Pablo en la mismísima isla de la Cartuja no hace falta tanta caminata!)
Observaciones: Próxima merienda: 21 de noviembre.
4.ª Comilona
(21-11-1992)
Incidencias
Transcripción
Se inicia la merienda con algo de retraso (aunque todos los comensales perdonan el retraso, ¿verdad?) Los entrantes, fastuosos; el Conejo a la Conchi, soberbio. Jesús hoy la ha cogido con la Seguridad Social (dice Ramón que Griñán se lo agradecerá.) Maruja, en cambio, le dice que en San Francisco la trataron como a una reina. ¡Que vaya diferencia! Jesús se luce a los postres invitándonos a champán del bueno. ¡Que todo sea por Andrea, la niña de sus ojos! Orencio no quiere ser menos y nos obsequia con queimada. ¡No sé cómo saldremos hoy de la bodega! A gatas, lo más probable. Como no podía ser menos Jesús y Maruja empiezan a hablar de Hacienda, de negocios, de rentas, de cuentas, de números... ¡Inevitable como el aire que respiramos!
Observaciones. Próxima merienda: 30 de enero.
5.ª Comida
Transcripción
Con bastante puntualidad se inicia el convite, la asadurilla como entrante sabe a poco: luego el lechazo -exquisito- que se devora a ritmo de mambo. Ricardo bromea diciendo: "Ah, pero esto son los entrantes" aludiendo a la escasez del condumio ofrecido por los anfitriones. Otros -como Ramón- abundan en la chanza: que si el lechazo era raquítico y cosas por el estilo. Lo cierto es que los comensales dan buena cuenta del lechazo -raquítico o no- dejando en el plato los huesos mondos y lirondos. A los postres vuelven las coñas marineras. Ahora es Orencio quien dice a Emi -la anfitriona- que tiene la cara más blanca que la leche y que se va a llevar un trozo de tarta para el bocadillo de mañana (dando a entender que la tarta referida no hay quien la coma.) Total que la próxima vez va a dar de comer a esta gente el padre prior. ¿O no, Emi?
Observaciones. La tarta mencionada se puede comer, y yo, como buen comensal, sugerí llevar un trozo para el bocadillo del día siguiente que iba de caza.- dice Orencio.
Tú dices "se puede comer" y no te falta razón, pero ¿acaso no se puede comer un rebojo perdido en el cajón del pan? -responde Luis.
No hay más sugerencias pero yo pido un poco de vino para el secaño del bocadillo e invitar a mis compañeros. -replica Orencio.
Por mí -y por mi amigo Fernando, que es quien va a complacer la petición de Orencio- de acuerdo. Polémica zanjada, ¿no es así Orencio?-alega Luis.
Creo que me han complacido con el trozo de tarta y el vino. -remata Orencio.
6.ª Comilona
(10-04-1993)
Transcripción
Hoy la cosa va de procesiones. Ramón y Marujina son los entendidos. Los demás -para meter baza- nos limitamos a formular alguna que otra pulla maliciosa como la que aventura Luis: ¿sois partidarios de que pujen hombres y mujeres? Elena sostiene que perfectamente, que se iría a lo que se iba (es decir, a pujar el paso) sin concesiones a la lascivia; Luis, en cambio, opina que se iría a lo que se iría, es decir, a lo otro. Como los demás comensales no entran en el juego, la cosa queda en tablas. El segundo motivo de conversación son los robots: que si la vaporeta, que si el nuevo robot [de Encarnita], que si los futuros androides que harían de todo menos, quizá, felices a los hombres (¡perdón por la pedantería!) Total que, al final, es Orencio quien vuelve por sus fueros tirando unas puntadas machistas, que algunos, como yo, agradecemos.
Observaciones. Próxima comilona: Conchi y Ramón: 24 de abril.
7.ª Comilona
(24-04-1993)
Incidencias
Transcripción
Los San Jacobos estaban muy ricos -riquísimos- , pero en las manos de Conchi, ¿cómo habría estado el pollo de corral, eh? Lo que en la merienda anterior se presentó como un chiste malo: la necesidad de partir leña para las próximas meriendas, hoy se presenta como un compromiso formal: es preciso fijar una fecha para realizar la tarea. De momento, hay cuatro palabras empeñadas: las de Fernando, Ramón, Ricardo y la mía. Orencio y Javier se han desmarcado alegando razones laborales. Pobre país es el nuestro con tantos parados y tan pocos pluriempleados. ¡Ojalá nunca falte el trabajo de los sábados a estos dos laboriosos comensales! Para terminar -pacientes comensales- recordad que la información es selección. En una página no se puede meter todo. Yo he querido hoy afilar las garras de la crítica: perdonadme los ofendidos.
Próxima merienda: el 29 de mayo. ¡Que Dios nos de salud para disfrutarla!
8.ª Comilona
(07-11-1993)
Incidencias
Transcripción
Esta comilona ha recobrado añejos esplendores debido a la presencia de ilustres comensales, que, por desgracia, solo podemos gozar en contadas ocasiones: Elena (embarazada) y su marido, Javi, y Ana (sola). Sí echamos de menos, sin embargo, a Gloria y Jesús que, como padres responsables (y no como otros, y no quiero señalar) están plenamente ocupados en la crianza de su pequeña. Y como hoy las estrellas son las embarazadas quiero destacar la amable presencia de Paqui (embarazadísima) acompañada de su afable marido, Ricardo Corazón de León.
La tertulia hoy ha tomado derroteros más bien trillados: sueldos, tarjetas de banco, gasolinera de Palanquinos, si bien este último tema se ha tocado envuelto en cierto morbo: ¿qué pasó con la intrépida expendedora de gasolina?, ¿hay trampa y cartón en los productos que comercializa o son más baratos y de mejor calidad? Aclárense, por favor, don Javier y don Ricardo C. de León.
9.ª Comilona
(15-08-1998)
Incidencias
Transcripción
Comenzó la cena alrededor de las diez de la noche, justo cuando llegaron los que faltaban (Celedonio, Felipe y Anastasia), ya que Teodora no hizo acto de presencia hasta los postres (la trajo Sergio quien, una vez cumplida su misión, escapó rápidamente).
Empezamos por los langostinos, exquisitos, que había preparado Fernando en la parrilla. Seguimos con las chuletas (a la brasa), exquisitas. Ensalada y entremeses completaron el menú, cuyo colofón lo constituyó una tarta charlota, muy alabada por los comensales. Licores de varias texturas sabrosas sirvieron para regar una cena muy agradable.
P.D. El lechazo, debido al hartazgo de los comensales, se pospuso para el día siguiente.
10th Meal
(22-08-1998)
Transcripción
Theresa and I have enjoyed ourselves in Luis' wine cellar. It is very cool and comfortable here. I've enjoyed the meal and the company of Luis, Maru, Miriam and Elena. Joni Yosell
Fue muy simpático ver a Miriam y su familia. Me ha gustado mucho. Quiero que Mirama y su familia vengan a Estados Unidos pronto, por favor. Muchas gracias por todo. Theresa Gosnell
11.ª Comilona
(27-08-1999)
Incidencias
I
II
Transcripción
I
Primera merienda del año celebrada en esta bodega, después de estar al menos 3 ó 4 meses sin luz por una avería y la negligente atención del señor Puga (quien instaló -hace un año más o menos- la placa solar).
Los comensales se aplicaron al cuento de dar cuenta del condumio y la charla, por tanto, no resultó muy fluida. Los manjares, exquisitos. El vino, a juicio de Celedonio, oxidado (mientras no sea con dioxinas vamos bien).
II
Mientras se hacía el café, el asa de la cafetera de mi suegra se reblandeció (era de plástico) y, al intentar retirarla del fuego, se dobló como un churro y se fue al carajo. A cuenta del incidente, Celedonio y los demás bromearon de lo lindo: que si antes de levantarse mi suegra debería ir yo a Valencia a comprarle una cafetera nueva para aplacar su previsible ira; que si, tal vez, fuera mejor, al acabar la merienda, llegarnos hasta Valencia y despertar a Manolo, el de la ferretería La Herradura, para que nos proporcionara una cafetera nueva, y cosas por el estilo.
Los comensales acordamos por unanimidad felicitar a la cocinera -doña Marujina- por la espléndida cena preparada.
Y, para que conste, y surta efectos donde proceda, firmo la presente en la bodega "El Caldero", a veintisiete de agosto de 1999.
12.ª Comilona
(11-09-1999)
Transcripción
I
Esta merienda supuso el reencuentro, después de varios años, de la cuadrilla "Oda al vino". Los mismos comensales de siempre (a excepción de Ramón y Emi, a los que hay que tirar de las orejas por su absentismos no plenamente justificado [también faltaron Paqui y Ricardo, sin que el que esto escribe pueda explicar las razones de su ausencia]) y algunos de sus vástagos de ahora (la familia ha crecido).
II
La merienda estuvo sazonada por la fruición del reencuentro y el placer de la degustación de los escogidos manjares. Los comensales dimos cuenta sin rechistar de los sabrosos langostinos, el exquisito conejo, los deliciosos postres. Con los estómagos llenos, la conversación reapareció. Se habló, se dijo, se comentó... pero el intríngulis estaba en el placer, la fruición del reencuentro. A mí me complació mucho la conversación con Javi, al que encontré fantástico; Orencio, sin embargo, ha perdido la chispa que ostentaba en su reciente juventud: lo veo más comedido y serio. Encarnita, tan sobria, elegante y discreta; Fernando, el Padre padrone de esta cuadrilla, tan prudente y sabio como acostumbra. En resumen, un gran reencuentro sazonado con una gran merienda.
Segundo Periodo (25-08-2002 a 05-08-2019)
CUADRILLA "QUINTOS DE 1951"
Parejas de comensales habituales: Quintos: Capi, Fernando, Ángel y Luis, cuyas parejas respectivas son: Toño, Elena, Covi y Maru (conocida también por Marujina y Maruja). Otra pareja la forman Maricris y Jesús R., cuñada y hermano de Capi. (Covi, la esposa de Ángel, falleció. Posteriormente, se unieron a la cuadrilla, Gloria y Jesús F., cuñada y hermano de Elena).
Esta merienda de los Quintos se originó en 2001, con la celebración del cincuenta cumpleaños de los quintos y quintas de Cubillas y Gigosos de los Oteros nacidos en 1951. A raíz de esta celebración, sustanciada principalmente en una cena que tuvo lugar en un restaurante de Valencia de don Juan, los quintos citados al principio de este texto en negrita decidimos continuarla anualmente. En el Libro Registro, sólo consta esta merienda (la primera celebrada) pero se celebraron muchas más. Sólo la COVID-19 nos ha impedido celebrarla los años 2020, 2021 y 2022. ¿Volverá a reanudarse?
13.ª Comilona
(25-08-2002)
Incidencias
I
Transcripción
I
Merienda de los quintos de 1951 y otros próximos (cónyuges). Exquisitos manjares cocinados, los langostinos obra del virtuoso Fernando y el conejo obra de la maestría de Capi. No hace falta decir que sólo han quedado, después del festín, cáscaras y huesos. Al final, sólo se observan rostros satisfechos y sonrientes.
II
A la hora de los postres, se degustó melón, café (traído en termo por Capi: una buena solución para esta bodega que me apresuro a anotar) y pasteles de buen tamaño y sabor delicioso.
A continuación, se han suscitado diversas conversaciones entre los comensales relativos a la construcción (de pisos), hipermercados (Merlín), alguna que otra alusión a las cualidades afrodisiacas de la canela y las pertinentes lecciones sacadas al respecto.
En este preciso momento me apremia Capi a finalizar esta acta, por lo que procedo a su conclusión.
Se aprueba.
INSTANTÁNEAS DE LA CUADRILLA "QUINTOS DE 1951"
Capi, repartiendo su exquisita tarta de hojaldre, crema y nueces
De izda. a dcha. Elena, Gloria, Jesús F. y Toño
De izda. a dcha. Elena, Gloria, Jesús F., Toño y Luis
Fernando, cocinando sus afamados "Langostinos al saco"
De izda. a dcha. Fernando, Jesús R. y Capi
De izda. a dcha. Jesús F., Toño, Luis, Fernando, Jesús R. y Capi
De izda. a dcha. Jesús R., Jesús F. y Toño
de izda. dcha. Jesús F. y Toño
Jesús R., Capi, Maricris y Maru
Una perspectiva diferente de la foto anterior, de otra merienda
Luis
RESEÑAS DE LAS TRES ÚLTIMAS MERIENDAS REGISTRADAS EN EL VERANO DEL AÑO 2003
(14.ª, 15.ª y 16.ª)
14.ª Merienda
Transcripción
La primera con Fernando (mi amigo de toda la vida, improvisada y a escote; él puso un excelente bacalao al ajo arriero con huevos cocidos y el menda aportó una tortilla española (con cebolla y calabacín) cocinada por Maruja, nueces, queso de oveja. Cenamos muy bien dando buena cuenta del bacalao que estaba delicioso. Hablamos de temas variados y lo pasamos estupendamente.
15.ª Merienda
I
Transcripción
I y II
La segunda con Fernando, Elena, Jesús F., Gloria y Maruja. Ésta guisó un conejo que fue la estrella dela cena, junto con la tortilla de Fernando, con patata dorada. El postre, dulces variados que aportó Gloria. Bebimos dos botellas de vino y, acompañando a los postres, licores caseros. El fin de fiesta fue en la terraza del bar de Cubillas. En resumen, un reencuentro de viejos amigos donde los recuerdos de odiseas pasadas ocupó buena parte de la conversación.
16.ª Merienda
Transcripción
La tercera con Felipe, Sergio, Ñoño y Miguel Ángel. Empanada de bonito, guiso de de conejo con especias, bacalao al ajo arriero y mazapán casero. Otra vez la estrella fue el bacalao, sabroso y suculento, sin menospreciar los otros platos del menú. Charla amena y distendida y remate en el bar de Cubillas (sólo Miguel Ángel y el menda).
***
MERIENDA DE LOS
QUINTOS 2023
Después
de tres años –los años 20, 21 y 22- sin haber podido celebrar la MERIENDA DE
LOS QUINTOS, debido a la COVID 19, este
año 2023 por fin los quintos (Capi, Fernando y Luis) han podido celebrarla
invitando, aparte de a sus respectivos cónyuges: Toño, Elena y Maruja, a las
siguientes parejas: Jesús y Maricris, Jesús y Gloria y Miguel Ángel y Tere. De
los cuales declinaron la invitación la pareja formada por Jesús y Gloria.
El
día elegido para la celebración fue el cinco de agosto. El menú: los afamados langostinos al saco, cocinados por
Fernando con la maestría adquirida con la práctica de muchos años de cocinarlos.
Exquisitos. El resto del menú: carrilleras guisadas y tarta de tiramisú, obra
de Capi, una cocinera de primera categoría. Todo para chuparse los dedos. (La
comida se paga a escote: 9 € por comensal).
Con
el estómago lleno, las lenguas se desatan y el que más y el que menos cuenta
sus peripecias y alardea de sus logros. En un ambiente distendido donde reina
la amistad y el buen humor, que, sin duda, contribuyen a la buena digestión de
la copiosa cena. Uno de los temas sacados a relucir fue el aniversario de boda
de Maruja y Luis. 45 años de matrimonio. El caso es que, a pesar de las
taimadas añagazas preparadas por Maruja (que si cuando llegues a casa
encontrarás una sorpresa, que si hoy en lugar de un beso de salutación
mañanera, tiro la casa por la ventana y te doy cuatro…) Nada de nada, el
pardillo de Luis no se entera: recibe la propina de besos con agrado y, cuando
llega a casa a desayunar, se zampa las torrijas (que esa era la sorpresa) con
oronda satisfacción… Luego, de camino a la bodega, en una conversación en el
coche entre Elena y Maruja sobre la edad de las respectivas hijas y las fechas
de las respectivas bodas, el pardillo cae en la cuenta de que hoy hace cuarenta
y cinco años que se unió en matrimonio a la mujer que ocupa el asiento del
copiloto… Demasiado tarde. El choteo de sobremesa resulta inevitable y notorio el
regodeo de Maruja por el olvido de su marido de fecha tan señalada… Una lección
que el pardillo procurará no olvidar.