Lorenzo Miguel Gorostiaga Marcos |
Lorenzo y yo somos amigos desde que éramos adolescentes. Cuando nos llegó la hora de emanciparnos de nuestros padres y ganarnos el propio sustento, seguimos siendo amigos. Mención especial merece un mes de agosto de los años setenta, no recuerdo el año exacto, en que nos reunimos en La Coruña los tres amigos de Cubillas de los Oteros: Lorenzo, Fernando y yo, invitados por el primero de los citados. Entonces Lorenzo trabajaba como profesor en la mítica academia Séneca, conocida como La Checa por su dureza con el alumnado.
Cuando nos casamos y tuvimos retoños, un verano fuimos a Galicia de vacaciones las dos familias juntas, compartiendo una casa de alquiler en Portonovo. En fin, que nunca hemos perdido la chispa de la amistad. Una vez jubilado, a Lorenzo, locutor de profesión, le llegó la hora de dedicarse en cuerpo y alma a sus dos vocaciones artísticas: la literatura y la pintura. En ambas artes ha destacado con dos libros de poesía ("Huellas y recuerdos de los Oteros" y "El canto sublimado") y como retratista y paisajista.
1 comentario:
Estamos contentos por estar juntos aquí en Cubillas.
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