lunes, agosto 18, 2008

Nadal

Nadal

Nadal consigue la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008

    Hoy, Rafael Nadal, sin duda el más importante y carismático de los tenistas españoles de todos los tiempos, ha alcanzado el número 1, según la clasificación de la ATP (Asociación de Tenis Profesional). Vivo con tanta pasión (y sufrimiento) los partidos individuales de Nadal, que muchas veces prefiero no saber que juega y enterarme de sus triunfos (y, sobre todo, derrotas) por la escueta información de los noticiarios. Es verdad que, luego, sus triunfos me compensan con una enorme alegría y satisfacción, aunque sus derrotas me hunden en el pesimismo y hasta me quitan el sueño.
    Nadal pone tanta profesionalidad, intensidad y dramatismo a su tenis que a los espectadores nos mantiene en ascuas. Es como si en cada punto se jugara la vida. Es cierto que abonarse a la hinchada de Nadal es bastante gratificante, pues sabemos que es un jugador a quien nunca gusta perder. Su obstinación, su firme determinación, el nunca darse por vencido, desanima a sus rivales hasta el punto de hacerles desistir de la victoria aun cuando las circunstancias les favorezcan. Así pasó con el suizo Federer en Wimbledon, y con el serbio Djokovic y el chileno González en los Juegos Olímpicos de Pekín, donde Nadal consiguió, con todo merecimiento, la primera medalla de oro para el tenis español. ¡Viva Nadal!



lunes, abril 28, 2008

Excesos

Excesos 

Juego sucio
  Temo y detesto los comportamientos excesivos. En el terreno deportivo, lo manifiestan esos hinchas más papistas que el Papa, que cuando gana su equipo o triunfa su deportista preferido no dudan en mostrar su mala educación menospreciando o insultando a los rivales, o exhibiendo pancartas de mal gusto o apropiándose partidariamente de símbolos que a todos pertenecen. 
    Eufemísticamente, algunos llaman a esos hinchas apasionados, devaluando un término tan hermoso, cuando, en realidad, y en el mejor de los casos, son unos mal educados de tomo y lomo. Así que el deporte, que debería ser la expresión más noble y hermosa del ser humano, concita los instintos más innobles y bajos de las personas; ¿por qué este envilecimiento? En el deporte, tal y como se entiende ahora, no vale el aforismo "el fin no justifica los medios", sino todo lo contrario: lo importante es ganar con cualquier medio (incluidos los de esos deportistas tramposos que fingen faltas o lesiones inexistentes para dar ventaja a su equipo) y a cualquier precio. Quizá algunos piensen que todo está justificado y amortizado por los astronómicos salarios que perciben los deportistas de élite (no los modestos) y el gran circo mediático (como se dice ahora) que se monta en torno a ciertos deportes de masas. Yo opino lo contrario: ninguno de esos excesos es justificable ni favorece al deporte.



sábado, abril 05, 2008

Lorenzo Miguel Gorostiaga Marcos



Lorenzo Miguel Gorostiaga Marcos


      Lorenzo y yo somos amigos desde que éramos adolescentes. Cuando nos llegó la hora de emanciparnos de nuestros padres y ganarnos el propio sustento, seguimos siendo amigos. Mención especial merece un mes de agosto de los años setenta, no recuerdo el año exacto, en que nos reunimos en La Coruña los tres amigos de Cubillas de los Oteros: Lorenzo, Fernando y yo, invitados por el primero de los citados. Entonces Lorenzo trabajaba como profesor en la mítica academia Séneca, conocida como  La Checa por su dureza con el alumnado.
    Cuando nos casamos y tuvimos retoños, un verano fuimos a Galicia de vacaciones las dos familias juntas, compartiendo una casa de alquiler en Portonovo. En fin, que nunca hemos perdido la chispa de la amistad. Una vez jubilado, a Lorenzo, locutor de profesión, le llegó la hora de  dedicarse en cuerpo y alma a sus dos vocaciones artísticas: la literatura y la pintura. En ambas artes ha destacado con dos libros de poesía ("Huellas y recuerdos de los Oteros" y "El canto sublimado") y como retratista y paisajista.
  

martes, marzo 11, 2008

Hace cuatro años

Hace cuatro años

Imágenes del atentado yihadista del 11 de marzo de 2004 en Madrid

    Hoy los familiares de las víctimas de los atentados yihadistas del 11 de marzo del 2004 merecen nuestro recuerdo y nuestro apoyo incondicional. Si el terrorismo, en general, pretende infligir un miedo indiscriminado entre la población, donde todos somos su objetivo potencial, el terrorismo islamista añade un punto más: busca el mayor número posible de víctimas, normalmente entre la gente corriente.
    España, por desgracia, es un objetivo prioritario de estos grupos de fanáticos, imbuidos de un odio profundo hacia los valores occidentales. La policía y los cuerpos de seguridad españoles deberán activar todas las alarmas para impedir que se repitan tan terribles atentados.
    Desde esta luna insignificante quiero solidarizarme con los familiares de las víctimas, tan injustamente arrebatadas, que han sabido llevar con gran dignidad tanto dolor y tanto agravio.


viernes, marzo 07, 2008

ETA ha vuelto a matar

ETA ha vuelto a matar 

El concejal asesinado Isaías Carrasco

    Isaías Carrasco ya no podrá votar en las elecciones legislativas del próximo domingo. Los terroristas lo asesinaron este mediodía en el portal de su casa, en presencia de su mujer y una de sus hijas. Nada ni nadie impidió a los asesinos ejecutar esa sumaria sentencia. 
    ¿Motivos? Isaías había sido concejal socialista en Mondragón, algo muy mal visto por los amigos de las pistolas. Este simple hecho, el tener unas ideas y el defenderlas pacíficamente adscribiéndose a una determinada formación política, constituye para ciertas gentes de Euskadi una excusa que justifica un cobarde asesinato. ¡A qué extremos de bajeza moral podemos llegar los seres humanos! 
    Admiro a este ciudadano libre, que tuvo el valor de presentarse a unas elecciones por un partido no nacionalista; que se erigió en representante de unos ciudadanos discriminados, para darles voz en el ayuntamiento. Ahora, después del deber cumplido, quería volver al anonimato, a su trabajo rutinario, a vivir en paz con su familia... ¡No le dejaron!



lunes, febrero 04, 2008

Carnaval, carnaval...

    Carnaval, carnaval...

    Ya pasaron largamente los tiempos en los que el carnaval era considerado como algo prohibido, pecaminoso incluso, vetado por la Iglesia y consentido a duras penas por una dictadura que trataba de mirar hacia otro lado... pero del que los jóvenes de entonces procurábamos disfrutar intensamente, yendo a aquellos sitios donde se permitía una mayor transgresión de lo pacatamente establecido.
    La Bañeza era entonces el lugar idóneo para disfrutar del carnaval y allí nos trasladábamos, ya por la tarde, para cenar en cualquier bar bañezano y luego vivir en la madrugada la magia carnavalesca que las gentes de esta zona saben imprimir a esta celebración. Recuerdo regresar a casa a las seis o las siete de la mañana y, poco después, volver a coger el R-6 para ir a Corbillos de los Oteros, donde ejercía mi profesión de maestro. El cansancio postcarnavalesco formaba parte de aquel ritual y constituía el inevitable peaje por la mágica noche disfrutada. Además, era un cansancio bienhumorado y llevadero, mucho más soportable que el de mis amigos labradores, a quienes esperaba una dura jornada de trabajo.
    Hoy en día todo me parece más artificioso y uniformado: las fiestas parecen un remedo de lo que fueron, como algo que suena a falso. Únicamente queda el inocente desparpajo de los niños, que, embutidos en sus disfraces, son capaces de arrancarnos una sonrisa.


martes, enero 01, 2008

Año Nuevo, ¿vida nueva?

Año Nuevo, ¿vida nueva?


   
 Hace un día de niebla, malo y frío, este primer día del año 2008. Cuando salí por la mañana, a las diez, a dar un corto paseo me encontré con algunos trasnochadores que, un tanto desarmados, regresaban a sus casas. No los envidié aunque tampoco los compadecí: venían de cumplir un ritual ancestral, el de recibir al Año Nuevo despiertos, bebiendo, cantando y bailando.
    Por mi parte, para recibir al Año Nuevo, tomé las uvas apoyado en el pie derecho y con el izquierdo levantado, para entrar con buen pie, según la tradición. ¿Qué sorpresas nos reserva este año bisiesto? No lo sabemos, pero podemos aventurar que algunas cosas cambiarán a peor, por desgracia: las guerras y hambrunas, el deterioro incesante del planeta, el terrorismo sin norte ni sentido... ¿Conoce límites la ambición del género humano?, ¿estamos abocados a la autodestrucción?...
    En cualquier caso, ¡Feliz Año Nuevo, amigos lectores!