viernes, noviembre 27, 2020

Memoria de la escuela - II Colegio Público "Javier" (1986-1988)

 

Fachada del Colegio Público "Javier" - León

La Vocecita de Fray Javier

La Vocecita de Fray Javier - Portada

 Índice

La Vocecita de Fray Javier - Índice

Presentación

La Vocecita de Fray Javier - Presentación

El perro
La Vocecita de Fray Javier - Página 1
Autor: Francisco Ares

    El perro me gusta porque te obedece, te hace compañía y te acompaña a todos los sitios. Algunas veces te guarda la casa por la noche y es el mejor amigo del hombre.

    El perro que me gustaría tener sería negro con pelo largo; muy veloz y muy obediente. Y que cuando me atacara algún chaval, él me defendiese.
    
El campo
La Vocecita de Fray Javier - Página 2
Autora: Norma

        El campo es muy bonito, sobre todo Aguasmestas. Tiene río y muchas montañas. Un domingo que fui (bueno, voy todos los domingos en verano y me lo paso muy bien) subimos a la montaña; oí un cu-cu  y yo le preguntaba: ¿quién robó el huevo? Y el pájaro decía cu-cu y parecía que decía tú-tú. Después seguimos subiendo y, más arriba, vimos una cabeza de perro, pero solo la cabeza, y solo tenía los huesos, y más arriba una niña que venía con nosotros, que tenía mucho miedo a los bichos, pisó un hormiguero de esos altos, con paja, que tenía hormigas rojas, y se le llenó el pie; si la hubieseis visto gritar os hubiera parecido una loca; después, al bajar, me caí y bajé un poco de culo; abajo estaba mi madre, me metí en el agua y luego nos fuimos a casa.




La Vocecita de Fray Javier - Página 3
Autora: Laura Ongallo de la Varga

    Había una vez una familia que no tenía madre, y eran diez hijos; la mayor se llamaba Dorotea, el segundo Augusto; eran muy pobres porque su padre no tenía trabajo y le gustaba beber. Pero en una habitación había algo sorprendente: una estufa de porcelana. A Dorotea y a Augusto no solo les gustaba porque calentaba sino también por los dibujos, encima tenía una corona; la estufa la habían encontrado en las ruinas de la casa de su abuelo. Un señor le había dicho que la la había hecho un artista de Nuremberg y, desde aquel momento, Augusto era al que más le gustaba y la puso de nombre Nuremberg. 

    Una noche, cuando ya se había acostado los pequeños, su padre llegó muy furioso: había vendido la estufa por dos mil florines; Dorotea se echó a llorar, pero Augusto dijo a su padre: "No puedes hacer eso; es lo único valioso que tenemos en esta casa". El padre, como había bebido, le dio un tortazo que le tiró al suelo.

    Al día siguiente, Augusto estaba llorando en el jardín porque iban a venir a llevarse la estufa. Un vecino le dijo: "No te preocupes por Nuremberg; va a estar con gente rica que la cuidará. Cuando vinieron a recogerla, Augusto se metió dentro de la estufa; la metieron en un tren y Augusto se durmió. Cuando despertó tenía hambre y, como había tomado precauciones, tenía un cacho de pan con salchichón; el niño notó que el tren había parado y que cogían la estufa y la llevaban a un sitio. Augusto miró por las rejillas y vio que la posaban en una alfombra muy larga; de repente, se oyó un ¡ohh! El señor dio una vuelta alrededor de la estufa y la abrió y dijo ¡ohh! un niño dentro. Augusto salió de la estufa y se arrodilló ante él y dijo: "Por favor, señor, deje que me quede".

    Dos hombres le cogieron y le dijeron: "Quítate de ahí, mocoso, que es el Rey". El Rey les dijo que le dejaran en paz y empezaron a hablar. Augusto le contó todo lo sucedido. El Rey se echó a reír y le preguntó: "¿Y tú, de mayor, qué vas a ser?". "Yo quiero ser pintor, artista, igual que el que inventó Nuremberg", contestó Augusto. El rey le pidió que se quedara diciéndole: "Te quedarás a vivir aquí y te enseñaré a pintar".

    Augusto vivió muy feliz y de mayor fue un gran pintor; a veces, iba a visitar a su familia. Dorotea estaba muy contenta porque el Rey le había regalado una estufa de porcelana y todos vivían felices.

Mis travesuras en el pueblo
La Vocecita de Fray Javier - Página 4
Autora: María Cruz Barrientos Vizán

    Cuando voy al pueblo de mi madre siempre hago algunas travesuras. Una vez mi hermano, mi prima y yo, dando una vuelta por el pueblo, nos encontramos un petardo que valía. Entonces decidimos explosionarlo después de comer. Nos fuimos a comer y, cuando acabamos, fuimos al corral para explosionar el petardo. Mi hermano fue a coger el mechero y yo, espantando a la perra, la decía: "Quita, Caly, quita, que vamos a explosionar un petardo y te vamos a asustar". 

    Pero la perra no me hacía caso y seguía detrás de mí. Cogí el petardo y mi hermano el mechero y mi prima, si la vierais cómo se metía los dedos en los oídos, pasaríais mucha risa. Llegó la hora de explosionar el petardo y mi hermano y mi hermano encendió el mechero y ¡pum! explosionó. Si hubierais visto cómo corrían la perra y los gatos os meabais de risa; parecía una olimpiada, y mis familiares que estaban comiendo les pegamos un susto que después nos echaron una bronca que para qué. 

    Pasado ya un rato nos fuimos a ver a la perra, que estaba escondida en la portalada, y la decíamos: "Caly". Y ella nos miraba. Cuando hace eso es que nos quiere; pero solo nos acercamos a la perra, porque si nos llegamos a acercar a los gatos, nos pega unos arañazos que nos deja muertos. y es que, además, les tenemos mucho asco. 

    Bueno, me lo pasé muy bien.


 Mis aventuras
La Vocecita de Fray Javier - Página 5
Autor: Fernando Crespo Rodríguez

    En mi pueblo, que se llama San Miguel de Tabagón, me lo pasé  muy bien con mis amigos. Una vez fuimos a la playa para bañarnos. Cuando íbamos caminando nos encontramos con un perro abandonado que estaba cojo. Decidimos hacerle una caseta. Cuando la terminamos, fuimos a casa a coger comida: uno cogía carne, otro huesos, otro agua, otro tiritas. Le dimos la comida y estaba muerto de hambre. Después yo le puse la tirita y nos fuimos. Al anochecer, nos fuimos todos a casa. En la mía estaba mi padre con el coche esperándome; me despedí de mis amigos y nos marchamos.


Relato policiaco 
La Vocecita de Fray Javier - Páginas 6A y 6B
Autor: Emilio León B.
    
    En las afueras del pueblo de Doyle, vivía una anciana cuyos únicos compañeros eran sus siete gatos. La señora estaba casi siempre encerrada y pocas veces salía de casa. Era muy curiosa. Una vez salió de su casa y vio que llegaba la diligencia y en ella venían dos sospechosos presidiarios de la Banda del Rata. Uno de ellos se hacía pasar por un botánico inglés de muy alta graduación. Y el más joven por un estudiante que venía a conocer el pueblo. Lo único sospechoso que observó la anciana era que fue mucha la casualidad que vinieran los dos juntos y en la misma diligencia.

    A la mañana siguiente llegó lo más inesperado: habían robado el maravilloso cuadro de Goya llamado "Los fusilamientos del 3 de mayo". Se enteró todo el pueblo y la anciana obtuvo una segunda pista: cuando por la noche estuvo espiando las habitaciones del hotel donde se hospedaban, advirtió que los dos llevaban en sus equipajes un uniforme con una rata dibujada. 

    En el juicio, el único testigo la anciana, y sospechosos los dos de la Banda del Rata. Ellos alegaban que era injusto, que nunca se habían visto; solo cuando iban en la diligencia. La anciana argumentaba que había visto los uniformes en sus equipajes y que estos eran exactos. Fueron a buscar los uniformes pero ya no estaban. Por falta de pruebas cancelaron el juicio.

    Días más tarde, la anciana vio que iban los dos sospechosos juntos. "¿Dónde vais?"- les preguntó. "Vamos a cenar al pueblo"- respondieron. La anciana los siguió y vio cómo de un árbol sacaban el famoso cuadro de Goya.  La señora llamó rápidamente a la policía y, en efecto, los pillaron con las manos en la masa. Fueron condenados 20 años a la sombra. 

    Lo más misterioso fue que la anciana era la trepidante Timothy Barton, que les estaba pisando los talones, y cómo por sus hechos la recompensaron con una medalla de honor y 10.000 dólares. Todas las personas del pueblo lo festejaron.

Relato de Misterio

La Vocecita de Fray Javier - Páginas 7A y 7B
Autora: Isabel Gutiérrez Fernández

    Un joven músico se encierra en su habitación para componer al amor de la lumbre su primera sinfonía. Cada vez que escribe la nota re en el pentagrama se levanta un vendaval tan fuerte que abre de golpe ventanas y puertas, el aire era tan fuerte que mueve el piano. De pronto entra un señor por la ventana; viste una ropa de color negro y luce barba blanca. Le dice con voz fuerte al joven músico: "Quiero contarte una historia que sucedió en esta casa hace muchos años. Aquí vivía una mujer llamada Zoraida. No hablaba con nadie ni salía apenas (vivía sola). Era despreciada por todos los del pueblo por sus ritos mágicos y sus conversaciones con Satán. También había echado algunas maldiciones que más tarde se habían cumplido; por eso los del pueblo la consideraban una bruja...". 

    El desconocido prosigue: "... Por aquel entonces llegó al pueblo un vendedor arruinado con intención de vender lo poco que le quedaba. Cuando le contaron la vida que llevaba Zoraida, él no pudo menos de echarse a reír y afirmar que no se creía nada de aquellas ridículas historias. Los hombres le dijeron que era cierto y acabaron proponiéndole una apuesta: si él lograba permanecer dos horas en casa de la bruja, sería cierto que no tenía miedo a Zoraida, y le darían un dinero a su vuelta..."

    "... El vendedor se dirigió entonces a casa de la bruja. Cuando llegó allí, se encontró con la puerta abierta. Entró y vio a la bruja. Esta le preguntó: "¿Qué haces aquí?". A lo que él contestó: "He venido a verte, ya que me han contado que tienes poderes mágicos". La bruja replicó: "Pero tú no lo crees, ¿verdad?". "No, no lo creo; he venido a que me demuestres que es cierto" - precisó el hombre. Ella contestó: "Está bien, pero has de prometer no tener miedo". Él estuvo de acuerdo. Zoraida comenzó a tocar una melodía en su antiguo piano; mientras tocaba pronunciaba algo entre dientes que el vendedor no podía entender. De pronto, el fuego salió de la chimenea formando un círculo alrededor de él. Todo comenzó a dar vueltas y el vendedor oía voces que lo llamaban de todas partes. De repente, se acordó de las historias de los hombres del pueblo y un gran miedo se apoderó de él. Entonces gritó ¡Dios mío! y desapareció. Nunca salió de la casa de la bruja; ella se encargó de comunicar a los que venían preguntando por él que su miedo había sido la causa de su desaparición y que, quizás, algún día volviera, pero había de pasar mucho tiempo".

    El hombre añade: "Esta es mi historia: el vendedor soy yo. La bruja dijo que hasta que alguien no volviera a tocar aquella melodía, yo no regresaría. Las primeras notas que has compuesto, coinciden con aquella melodía que tocó la bruja, y ha sido así porque el recuerdo de Zoraida aún permanece en esta casa, y ella, después de tanto tiempo, ha querido demostrarme sus poderes mágicos".

Josué y Jasán
La Vocecita de Fray Javier - Página 8
Autor: Laura Prieto

    Hace muchos años que vivía en un pueblo de Egipto un joven que se llamaba Jasán. Un día se fue al bosque para descansar. Atardecía. De pronto, vio cómo de unos matorrales salió un niño que se llamaba Josué. 

    Jasán, lleno de admiración, le dijo: "Oh, no puede ser".
    Josué  le contestó: "Es. No hay  por qué alarmarse."
    Jasán replicó: "Pues claro, yo... ". "A propósito, ¿cómo tienes la piel tan blanca?". 
    Josué contestó: "¿Sabes cómo? No, claro. Me imagino que no lo sabrás. ¿Quieres saber cómo lo he hecho? ¿Verdad? 
    "Sí, claro, yo también quiero ponerme la piel blanca"- arguyó Jasán. 
    "Pues mira. Detrás de esos matorrales hay una casa que te sorprenderá mucho. Ve y la verás" - informó Josué.
    Entonces Jasán se metió entre los matorrales y dijo así: "¡Josué, esto es fantástico!".
    "Lo he traído yo todo. ¿Te gusta?"-preguntó Josué.
    "¡Toma, pues claro!"- respondió Jasán.

    Aquello era maravilloso. Había arena como en la playa. Luego estaba la luz de la luna; era preciosa. La luna era como el sol en verano. Y Jasán le preguntó a Josué: "¿Y todo esto lo has hecho tú?". "Sí, todo menos la luna. La luna la ha hecho Dios para que la gente que sea morena se ponga blanca".
    
El musgo y el bambú
La Vocecita de Fray Javier - Página 9
Autor: Isaac Morán

    Una vez había un bambú y un musgo que vivían felices, aunque el bambú tenía un problema: era el único de la jungla porque una tribu lo utilizaba para hacer cerbatanas.

    El musgo dijo un día al bambú: "Yo soy el más bonito de la jungla". "Cómo te atreves" - respondió el bambú- "Yo soy el único bambú, pero como tú hay miles. Adiós". El musgo se quedó con mucha rabia, pensando en vengarse. Entonces le dijo a un indígena que todavía quedaba un bambú. El indígena atrapó el bambú y lo hizo cerbatana y el musgo se quedó solo por vengarse del bambú.

Carta a Julio 
La Vocecita de Fray Javier - Página 10
Autor: Ignacio Fernández Caño

    Hola, querido Julio:
    ¿Qué tal estás?
    Querría que vinieras a mi casa a celebrar mi cumpleaños. ¿Puedes? Es el 23 de Enero. Habrá pastel de chocolate con fresas y nata. Pondremos velitas en el pastel. Después, con los regalos jugaremos todos. También invitaré a unos amigos y a compañeros de clase y a los vecinos. Te los presentaré.

    Un abrazo.

Telegrama

    Hola Julio stop me gustaría que vinieras a mi cumpleaños stop habrá pastel chocolate con fresas stop invitaré compañero y vecinos stop Abrazos

La fiesta de mi colegio
La Vocecita de Fray Javier - Página 11
Autor: José Luis Reguera  Martínez

    Por la mañana entramos a clase nada más llegar porque estaba lloviendo y estuvimos jugando; llegó el profesor y estuvo diciendo que nos portáramos bien en misa y, un poco después, fuimos a misa y el sacerdote nos preguntó algunas preguntas y las respondimos. Cuando terminó la misa, salimos del gimnasio y nos dirigimos al quiosco puesto por los niños de 8.º Se llenó de chavales y Aurelio y yo fuimos a dar vueltas por el pasillo; cuando se fueron marchando chavales del quiosco y quedaron pocos, fuimos Aurelio y yo a comprarnos algo. Luego fuimos a jugar a las cartas y a contar chistes y, cuando llegó la hora del recreo, no salimos al patio porque todavía seguía lloviendo. Seguimos jugando a las cartas y pintando en el encerado. 

    A la una fuimos a comer. Comimos patatas fritas, macarrones, filete rebozado y pastel. Salimos del comedor y entró el segundo turno. Estuve pintando en el encerado y después jugando a las cartas con Aurelio hasta las tres. Llegaron los de León y estuvimos jugando. Pasó un poco de tiempo y fue a vernos doña Conso y nos dio un beso a todos. Nos fueron a llamar para ir al gimnasio a ver las actuaciones. Todos empezaron a gritar y silbar. Nos mandaron callar para poder oír lo que decían. 

    Hubo unas actuaciones muy bonitas y, a lo último, doña Lola y don Julio se pusieron a representar al Dúo Sacapuntas: don Julio de El Pulga y doña Lola de El Linterna. Una niña, que se llama Alicia, estuvo tocando en el órgano la música de David el Gnomo. A continuación, don Julio tocó una música que no sé cómo se titulaba. Por último, salimos del gimnasio para ir a los autocares.

La fiesta del colegio "Javier"
La Vocecita de Fray Javier - Página 12
Autor: Pedro

    Primero fuimos a misa; la misa duró una hora; después hubo quiosco, estaba lleno; fuimos a clase y me encontré a doña Consolación; nos dio caramelos; en clase contamos chistes y después a comer (yo no me quedo al comedor del colegio). 

    Por la tarde hubo actuaciones en el gimnasio; nosotros no actuamos. Al final hubo sorpresa: Doña Lola y don Julio representaron al Dúo Sacapuntas, y después tocaron el órgano una niña que se llama Alicia y Don Julio. ¡Viva "Javier"!
    
La tortuga voladora y el caimán hacendoso
La Vocecita de Fray Javier - Página 13
Autor: Iván Menéndez Pérez

    Érase una vez una tortuga voladora, que los escoceses llaman "el monstruo del lago Ness", y un caimán hacendoso, que vivía en el Amazonas con pirañas y sus padres los cocodrilos.

    Un día la tortuga voladora decidió salir a dar un paseo por su lago y, mientras iba nadando y volando, la arrastró una corriente y la empujó contra unas rocas y, al chocar con ellas, se desmayó.

    Aquel mismo día el caimán hacendoso estaba cavando una tumba porque se le habían muerto sus padres.

    Al día siguiente, cuando el caimán hacendoso encontró a la tortuga voladora le dijo: "¿Qué te pasa?". "No me pasa nada, nada, nada. Solo me di contra una roca"- contestó. "¿Y a ti qué te pasa?"- preguntó la tortuga. "Nada, no me pasa nada; solo que se me murieron mis padres. ¡A que no pasa nada!"-respondió el caimán. Y de tanto hablar se pelearon y así terminó: uno se quedó sin piernas ni corazón y el otro sin pulmón. 


  El erizo sin púas
La Vocecita de Fray Javier - Página 14
Autora: Laura Ongallo de la Varga

    Había una vez una mamá erizo que había tenido cuatro erizos. El problema era que uno de ellos no tenía púas para defenderse de sus enemigos, cazar a sus presas...Todos los animales del bosque decidieron hacer una reunión para ver si encontraban una solución al problema. El león (el rey de la selva) dijo: "Lo único que podemos hacer es ir con él a todas partes donde él vaya y, cuando le vayan a atacar, le protegemos". Todos los animales estuvieron de acuerdo y todos iban con él a todas partes.

    El erizo ya no se preocupaba de nada: hacía lo que quería, le traían la comida que más le gustaba, le ayudaban en todo, es decir, vivía como un rey. Pero llegó el día en que, cuando los animales se hacen mayores, tienen que depender de sí mismos y los animales del bosque no podían hacer más por él. El erizo se quedó triste y apenado. Lo único que se le ocurrió fue insertarse unos pinchos de espino y así pudo ser como los demás erizos y se pudo defender de sus enemigos y cazar a sus presas y vivir feliz y contento.


El "calvo"

La Vocecita de Fray Javier - Página 15
Autor: Armando Alonso Aller

    Este juego conocido por el nombre de "el calvo" consiste en intentar derribar un trozo de madera que se sostiene sobre tres, cuatro o cinco patas, con un palo de medio metro de longitud y un grosor adecuado.

    El calvero es el jugador encargado de pinar el calvo; tiene una vara con la que, si toca a algún jugador cuando va a recoger el palo arrojado, éste queda de calvero. Todo esto tiene validez si el calvo está pinado en su correspondiente sitio y el calvero toca al jugador dentro de su zona.

    Los participantes lanzan su palo correspondiente; aciertan si dan con el palo al calvo. Si no aciertan y el palo queda dentro de la zona del calvero, deberán esperar a que otro jugador derribe el calvo y entonces intentar recuperarlo. Si el palo se sale de la zona del calvero, el jugador puede recoger el palo tranquilamente, salvo cuando pase por la zona del calvero.

    Este juego no posee reglas específicas, dependiendo de los jugadores. Se ha ido dejando de jugar entre otras cosas por lo peligroso que resulta, sobre todo para el calvero, cuando le atizan con los palos de derribar el calvo.

Narración absurda
La Vocecita de Fray Javier - Página 16
Autor: Iván Menéndez Pérez

        Un elegante caballero inglés tiene noticia de un artífice que fabrica unas patas de palo de la mejor calidad. De tan buena calidad que decide cortarse una de sus piernas y ponerse una de palo. Ésta es tan buena que anda sola por el jardín. 

    Un día fue a  hacer una visita a su amigo el pesquero para hacerle una apuesta: yo te dejo mi casa hasta que vuelva si tú me dejas tu barco pirata; "trato hecho", dijo el pesquero: El barco estaba hecho de madera de la mejor calidad, que nada más salir del embarcadero se le volcó y el pesquero nada más abrir la puerta de la casa se quedó con ella en la mano.

    Le fue muy bien al caballero inglés que se hizo pasar por "el pirata de la pata de palo" y -¡no os lo vais a creer!- consiguió poner el barco en pie. Y el de la casa, el pesquero, ya no podía resistir más, porque al final se quedó con una teja en la cabeza.

    Esta vez, en lo del barco pirata, toda la tripulación que pasaba tenía que llevar patas de palo, o si no, a la guillotina ¿de hierro?, ¿de madera?, ¡de qué será! De plástico. Y los tripulantes se pegaron unas carcajadas:¡ja ,ja, ja, ja, ja, ja! Y luego empezaron a llorar: ¡gua, gua, gua! Que no queremos que te corten la cabeza. Como esto no le gustó al pirata de la pata de palo, se volvió a su vida normal, se cambió el nombre por el de "Malwin", luego reformó su casa y también se quitó la pata de palo, aunque le fue difícil encontrar un destornillador para quitarse los tornillos y encontrar su pierna de antes. Además, tuvo que ir a la clínica a que se la cosieran. Y así terminó pasándolas canutas en la clínica.

La paz y no violencia 
 La Vocecita de Fray Javier - Página 17
Autor: Florencio Fernández

    Empezaremos definiendo lo que es la paz. La paz, según mi manera de pensar, es la unión de la gente, los pueblos y naciones, ya que la unión de todos ayuda a que el mundo sea mejor, más agradable y comprensivo.

    ¿La violencia? Es el desacuerdo, odio y egoísmo que tiene la gente, pueblos o naciones por la ambición de poder. Ello solo trae muertes y desgracias que en nada nos beneficia, ya que el odio traerá más odio y, con ello, más violencia, sin conseguir arreglar nada.

    Entre la paz y la violencia hay dos mundos muy diferentes. A través de la violencia, por desgracia, el ser humano aprecia lo peor.

El hambre
 La Vocecita de Fray Javier - Página 18
Autor: Florencio Fernández

    Yo no sé lo que lo que es el hambre porque nosotros tenemos de todo y, a veces, o casi siempre, somos avaros.

    ¿Por qué el Primer mundo y el Segundo no comparten sus riquezas con el Tercer mundo?
¿Por qué nosotros no dejamos de ser avariciosos y compartimos la comida con los del Tercer mundo? Además de todo esto, deberíamos ayudarles a aprender métodos nuevos de cultivo de las tierras y a buscar agua para que pudieran alimentarse por sí mismos.

    El Tercer mundo
La Vocecita de Fray Javier - Página 19
Autora: Carolina M.

         A mí las personas del Tercer mundo me dan mucha pena. No tienen qué comer ni qué beber. Cuando una mujer del Tercer mundo va a tener un hijo no tiene leche en los pechos para poder alimentarlo. Yo pienso que no deberían tener hijos para verlos sufrir y morirse de tan mala manera. Mucha gente piensa que si mete dinero en las huchas para los del Tercer mundo, que a ellos no les va a llegar y se lo van a quedar las personas que lo piden. Si todos pensaran así, estaríamos arreglados. Ahora los ricos no piensan en los del Tercer mundo; solo piensan en ellos mismos: que si hoy se tienen que comprar un coche. Y ¡hala! los del Tercer Mundo que se mueran. Pues todo eso está muy mal pensado. Allí solo hay moscas que les devoran vivos, se les meten hasta por los ojos. Están tan flacos que no pueden mantenerse levantados ni siquiera niños de ocho años, y aquí, al contrario, a los dos años los niños ya andan. Yo voy a ayudarlos.

      Yo viví una aventura
 La Vocecita de Fray Javier - Página 20
Autor: Florencio Fernández

    Un día encontré un líquido un tanto raro; decidí probarlo y fue sorprendente lo que pasó.  Me volví invisible. Asustado me fui a casa. Llamé a la puerta, salió mi madre pero no me vio. La llamé pero seguía sin verme. Ya dentro de la casa, vi a mi madre decir a mi padre que era muy tarde y yo no había regresado; aunque les llamé no me oyeron ni me vieron. Salió mi padre y, al poco rato, volvió muy preocupado por mí.

    Al ver que mis padres estaban tristes me preguntaba cómo volver a ser normal... Pensando y pensando me entró mucha hambre, Me fui a la cocina, me tomé un vaso de leche y ¡oh sorpresa! volví a ser normal. Corrí a contárselo a mis padres. Me riñeron y dijeron que me castigarían por tomar cosas sin saber lo que eran, aunque contentos me abrazaron y besaron. (No lo volveré a hacer más).

 Yo, la niña invisible 
La Vocecita de Fray Javier - Página 21
Autora: Aránzazu

    En el pueblo en que yo vivo, hace muchos años existió un mago que podía hacer a todo el mundo invisible con un líquido transparente como agua, pero nadie lo sabía. 

    Un buen día fui a ver a mis amigas, pero, antes de llegar a sus casas, me topé con un castillo abandonado y viejo. Subí a verlo y encontré un potingue. Pensé que era agua y, como tenía sed, me lo bebí. Me pasó una cosa muy extraña: me volví invisible. Entonces bajé del castillo y fui a divertirme un poco. Los vecinos se enfadaron mucho, aunque no sabían que era yo; creían que era un ladrón.

    Después de muchos días, los vecinos se pusieron a investigar entre mis amigas y, como no quería que las culparan, les dije que era yo, pero no se lo creyeron. Entonces, les conté mis aventuras y, desde entonces, me llaman "la niña invisible".

El fantasma noruego y el fantasma del Caribe 
La Vocecita de Fray Javier - Página 22
Autor: Iván Menéndez Pérez

    Érase un fantasma noruego que vivía en un país muy frío y un fantasma del Caribe, que vivía en un país muy caluroso. y se divertía comiendo plátanos y bailando al sol.

    Un día el fantasma del Caribe decidió hacer una visita al fantasma noruego, que sólo podía comer osos, lobos y, además, tenía mucho frío. El del Caribe, cuando llegó allí, no aguantó el clima y se marchó corriendo a su tierra.

    Al día siguiente, el fantasma noruego fue a hacer una visita al fantasma del Caribe. Cuando llegó allí, se moría de calor. Aquel día recibieron una carta de sus primos: Pancho Villa, Curro Jiménez y Lolita Flores, invitándoles a vivir en España. Los fantasmas aceptaron y cuando llegaron aquí, vieron que era estupendo, no tenían ni frío ni calor, y decidieron quedarse aquí.

    Al día siguiente, se fueron a caballo por los montes y ¿sabéis como acaba este relato? Fueron a Despeñaperros y atracaron a un tren que pasaba por allí.

Mis vacaciones
La Vocecita de Fray Javier - Página 23
Autor: Fernando Otero

    En las vacaciones me voy a Galicia y me lo paso muy bien con mis amigos. Una vez, en el campo de fútbol, donde estábamos jugando un partido, nos encontramos a un perro abandonado. Estaba muerto de hambre. Decidimos hacer una caseta para él. Terminamos la caseta y nos pusimos de acuerdo en traer al perro alimentos de nuestras respectivas casas: carne, arroz, algún hueso y lo que sobrara de la comida. Después, se lo metimos en la caseta y le pusimos un nombre entre todos. Dijo Juan: "¿Por qué no le llamamos Campeón?". Todos aceptamos. Desde ese día el perro estaba feliz y nos traía de vez en cuando liebres, perdices, etcétera. Todos fuimos felices y comimos perdices.

El carnaval de mi pueblo
La Vocecita de Fray Javier - Página 24
Autor: Óscar Gutiérrez del Árbol

    Es carnaval es muy bonito. Yo me disfracé de superman.

    Luego fuimos al bar a comprarnos una coca cola y dimos una vuelta al pueblo para que todos nos vieran disfrazados. Fuimos después a mi casa y mi madre nos hizo chocolate con churros y nos lo comimos todo; después vimos la tele y, más tarde, nos pusimos a jugar al fútbol y ganamos 8-1 a los del otro equipo.


Relato pirata
La Vocecita de Fray Javier - Páginas 25A y 25B
Autor: Aurelio Vidal

    Había una vez un barco que zarpó de Nueva York. Hacía calma chicha y los marineros estaban alegres. Cuando empezaron a bogar, se dieron cuenta de que navegaban por aguas infestadas de tiburones porque un marinero tropezó su remo con una aleta.

    El barco en la proa era empinado y terminaba en una figura de oro. En la popa tenía una bodega con vino. En el mástil mayor había un nido de corneja; otro de los mástiles estaba un poco roto y los marineros lo estaban arreglando. El timón era grande, situado en el cuarto de encima de las habitaciones de los marineros. El timonel era un lobo marino entrado en años que manejaba el timón desde los dieciséis años.

    Un día, después de mucho navegar, el guía vio un barco y gritó con fuerza:
    -¡Barco a la vista! 
    Un marinero dijo:
    -Capitán, hay un barco ocho grados a estribor, pero no sabemos de dónde es; puede ser el barco amigo que zarpó con nosotros de Nueva York.
    -Puede ser; gira el timón dos grados a estribor, no saquéis lo cañones; nos iremos acercando a ver qué pasa - dijo el capitán.
    
    Pasaron unas horas; los barcos estaban cerca uno de otro; el barco desconocido disparó; entonces el guía vio la bandera pirata y gritó con fuerza:
    -¡Es un barco pirata, mi capitán! El capitán ordenó disparar y hubo una tremenda lucha de cañones. Cuando estaban cerca, el barco chocó contra el pirata y los del barco gritaron:
    -¡Al abordaje! E iniciaron una lucha contra los piratas que duró mucho. Al cabo de un rato todos los piratas estaban desvanecidos. Los ingleses se montaron en su barco e iniciaron el viaje de vuelta. Después de pasadas unas horas, el capitán precisó: 
    -Según el mapa, en este punto tendríamos que encontrarnos con nuestros amigos ingleses.
    
    Entonces el guía gritó:
    -Se acerca un barco 16 grados a babor, mi capitán.
    -Son nuestros amigos ingleses. ¡Viva! - exclamó el capitán.
    -Me temo que no - respondió el guía.
    -¡Cómo que no! - se extrañó el capitán.
    -No, porque lleva bandera de Francia - aclaró el guía.
    -Nos acercaremos a ver qué pasa - ordenó el capitán.
    
    Cuando estaban cerca los dos barcos, los franceses gritaron:
    -¡Hola, amigos! El capitán se sorprendió al oírlo.
    -Somos nosotros, los ingleses. Cuando estaban cerca, los ingleses saltaron al barco francés y se abrazaron unos a otros llenos de alegría.
    -Nuestro barco tuvo una avería y tuvimos que escapar en el bote salvavidas, pero este barco nos encontró y nos trajo hasta aquí.
    -Volvamos a casa; ya hemos corrido bastantes aventuras, ¿no os parece?- manifestó el capitán.
    -Sí, volvamos - contestó su amigo inglés.

    El viaje de vuelta fue muy alegre; se cantaban cosas unos a otros. Cuando llegaron al puerto, el práctico les ayudó a atracar el barco. Fue un viaje emocionante y largo, pero todos sobrevivieron al mar y a los malos piratas.

Yo, el león cobarde
La Vocecita de Fray Javier - Página 26
Autor: Fernando Otero

    En un lugar de la selva vivía un león cobarde, que no daba miedo a los animales, ni siquiera a una tortuga. 

    Yo era el león cobarde que no daba miedo a ningún animal. Pero quería ser el rey de la selva, por lo que decidí visitar al mago de Oz, quien me podía dar el valor. Cuando iba por el camino, me encontré un espantapájaros. Me dije: "Bah, éste es de paja y no está vivo; seguro que lo pusieron los hombres ahí para asustar a los pájaros." Cuando ya me iba, escuché: "Eh". Pregunté todo asustado: "¿quién fue quien me habló?". Contestó el espantapájaros: "Fui yo; quiero marcharme de aquí; estoy atado para asustar a los pájaros". "Está bien; te desataré" - respondí yo. Y los dos fuimos a ver al mago. 

    Cuando íbamos caminando, nos encontramos con lobos. Entonces dije todo asustado: "Déjame, aunque tenga miedo". Y me peleé con los lobos. Les hice picadillo. Después, cuando era de noche, nos encontramos con una bruja mala, que nos preguntó: "¿Qué hacéis en mi país?" Contestamos: "Vamos a ver al mago de Oz". La bruja nos encerró. Mientras estaba dormida, nos escapamos. 

    Llegamos al castillo del mago de Oz. Un soldado nos detuvo: "¿Dónde vais?"- nos inquirió. "Vamos a ver al mago de Oz." - contestamos. "Venid. Os acompañaré" - replicó él. Escuchamos: "Que pase el primero". Yo, todo asustado, entré. El mago me preguntó:"¿Qué quieres?". Contesté: "Quiero tener valor para ser el rey de los animales". "Te lo concederé con una condición: tienes que matar a la bruja" - replicó el mago. Salí y se lo dije a mi amigo el espantapájaros. 

    Fuimos juntos y matamos a la bruja. Regresamos al castillo. Yo vi cumplido mi deseo de ser rey de los animales y a mi amigo el espantapájaros el mago le dotó de cerebro.

Las tres hermanas
La Vocecita de Fray Javier - Página 27
Autor: Julio


    Eran tres hermanas huérfanas de padre, el cual era millonario. 

    A la mayor, Etelvina, no le gustaban los hombres de los pueblos cercanos, pero, en cambio, leía todo lo que le caía en sus manos, por lo mucho que le gustaba leer.

    Leocadia, la segunda, era muy femenina y sentimental. Soñaba con un marido de cuento de hadas. 

    A Manuelita, la pequeña, le gustaba mucho el trabajo de la finca y proyectar arreglos en la granja; nunca se preocupó de tener marido.

    Las tres hermanas, cada una por sus pensamientos y problemas, no encontraron a su príncipe azul.

La electricidad: del embalse a casa
La Vocecita de Fray Javier - Página 28
Autor: Pedro


    ¿Qué ocurre desde que el agua de lluvia o del río llega a un embalse hasta que podemos encender la luz en nuestra casa?

    El agua almacenada en el embalse sale con gran fuerza de una tubería a una turbina. La turbina mueve un generador produciendo la corriente eléctrica. La corriente eléctrica es conducida a través de líneas de alta tensión a las centrales eléctricas. De las centrales eléctricas -a través de líneas de alta tensión- llega a los transformadores. Y de los transformadores la corriente llega a nuestras casas, donde una serie de cables la llevan a los aparatos electrodomésticos.

La ardilla tramposa
La Vocecita de Fray Javier - Página 29
Autor: Aurelio

    Un día la pequeña ardilla vio un cartel que decía: "Concurso de fuerza para todos los animales del bosque".  Entonces se le ocurrió una idea que mantuvo en secreto. Cuando se la contó a sus padres, ellos la rechazaron; pero a ella la dio igual: tenía la idea fija en la mente y no la cambiaría. 

    Al día siguiente, empezó la tarea: tenía que hacer una piedra o unas pesas de plástico (naturalmente). Una piedra pesa unos 309 kg. (4 kg. más de los que levantó el deportista euskaldun Iñaki Perurena).  Al final, decidió hacer las piedras porque eran de su país. Las hizo pronto y perfectas. "Con estas piedras nadie reconocerá mi engaño", pensó.

    Y llegó el día del concurso. Cuando se presentó la ardilla todos se reían, pero luego la admiraron porque levantó una piedra de 320 kg.  ¡Increíble!

    Todos estaban admirados, hasta sus padres estaban con la boca abierta. Fue maravilloso. Así fue como la pequeña ardilla "ganó" el concurso.

    [Nota del maestro: nunca se debe "ganar" haciendo trampas. Eso solo lo hacen los malos deportistas, que se engañan a sí mismos y defraudan a todos.]

 Refranes

La Vocecita de Fray Javier - Páginas 30 A y 30 B
Autora: Laura Ongallo de la Varga


    "Hazlo tú mismo; no dejes que otros te sirvan".
    "Andar, correr, hacer ejercicio, nadar, escalar, te harán beneficio".
    "El pan es mejor que un pastel y el agua, mejor que el vino".
    "A quien sobre musgo duerme, le acompaña la suerte. Y si es en una tabla, mejor que en una cama".
    "Todos los camioneros son duros".
    "El maestro no nace, sino que se hace".
    "Lo que mucho vale, mucho cuesta".
    "Quien fosa cava, en ella caiga".
    "De pan un trocito y de la fuente un traguito".
    "Graba en la memoria con letras de oro: la salud es el mejor tesoro".
    "Levántate con el sol y aprovecha bien el día".
    "No pienses tan solo en ti, que no eres tan importante. Pensar primero en los otros es lo bueno y elegante".
    "No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy".
    "Quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija".
    "A caballo regalado no se le mira el diente".
    "Hasta el cuarenta de mayo no te quites el sayo".
    "Marzo airoso, abril lluvioso sacan a mayo florido y hermoso".
    "Las migas del pastor, cuantas más vueltas mejor y las del gañán, a las dos vueltas están".
    "Dime con quien andas y te diré quien eres".
    "Al pastor le engaña el sol en la manta, no en el zurrón".
    "Dime de lo que presumes y te diré de lo que careces".
    "Con el veranillo, cualquier pastorcillo; con el aguanieve, busca quien las lleve".
    "Quien mal empieza, mal acaba".
    "Desde mayo a san Miguel, pastor de ovejas quiero ser. Desde san Miguel a mayo, que las guarde el amo".
    "Más vale pájaro en mano que ciento volando".
    "A quien madruga, Dios le ayuda".
    "No por mucho madrugar, amanece más temprano".
    "Mal amigo y mal amor, olvidarlos es mejor".
    "Amigo tarambana, quien lo pierde algo gana".
    "Amigo por interés, amigo tuyo no es".
    "Si no te ves pobre y perseguido, no sabrás quién es tu amigo".
    "Finge pobreza y verás cuántos amigos te quedan".
    "Enero mojado, bien para el tiempo y malo para el ganado".
    "En febrero el loco, malo un día peor el otro".
    "Marzo, tres hojitas tiene el ajo",
    "En abril suelen caer aguas mil".
    "En mayo lleva flores a María y al cielo irás algún día".
    "En junio siega listo porque suele caer pedrisco".
    "En julio, cuando es normal, poca agua en el manantial".
    "En  agosto limpia la tinaja para el mosto".
    "En septiembre, la tierra con tempero y el grano en el granero".
    "En noviembre, mes de los Santos, suele haber nieve por los altos".
    "En diciembre, con buena nevada media cosecha asegurada".
    "Si quieres vivir en paz, deja a tu mujer mandar".
    "Ande yo caliente, ríase la gente".
    "Por san Blas, la cigüeña verás y, si no la vieres, año de nieves".
    "30 días trae noviembre, con abril, junio septiembre, menos febrerillo el mocho que solo tiene 28".
    "A la tercera va la vencida".
    "El que ríe el último, ríe mejor".
    "Perro ladrador, poco mordedor".
    "El niño que no llora no mama".
    "Quien mucho aprieta poco abarca".
    "Vístete despacio si tienes prisa".
    "Hierba mala nunca muere".
    "Si quieres que los niños estén tranquilos, tenlos siempre entretenidos".
    "Cuando el río suena, agua lleva".

 Pasarratos
La Vocecita de Fray Javier - Página 31
Autora: Norma Muñiz

Contraportada
La Vocecita de Fray Javier - Página 32
Autora: María Cruz Barrientos Vizán


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Carta al director del Diario de León (6 de julio de 1988)


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