domingo, diciembre 31, 2006

La sinrazón

La sinrazón

Atentado de ETA en Barajas el 31 de diciembre de 2006
    ETA acaba de atentar de nuevo en Madrid. Aparte de cuantiosos daños materiales, ha quitado la vida (según todas las probabilidades) a dos ciudadanos españoles de origen ecuatoriano. Ha causado más dolor y, lo que es peor, más división entre los demócratas. ETA no tiene ninguna razón para hacer lo que hace y los demócratas divididos no tienen derecho a dividir y confundir a los ciudadanos. 
    Por desgracia, algunos demócratas encuentran razones para atacar al Gobierno por el atentado de ETA en lugar de unírsele en el repudio del mismo. No es de recibo. El único culpable es ETA y a esta banda terrorista es a la que hay que responsabilizar por todos y cada uno de sus ya innumerables crímenes. En esto tenemos que estar unidos todos los amantes de la libertad, la justicia y la paz. No hay derecho a que una banda de mafiosos, incapaces de convivir en democracia (defendiendo sus ideas en el parlamento), nos roben la ilusión y la esperanza. Es a ellos a los que hay que pedir cuentas y no al Gobierno, a pesar de su ingenuidad o sus posibles errores. Hoy, día de Nochevieja, es un día triste. ¡Qué miserables los terroristas!


jueves, diciembre 14, 2006

Opiniones respetables

    Opiniones respetables


El filósofo Fernando Savater

    Últimamente, me he hecho un forofo de las tertulias radiofónicas, especialmente de las de la cadena SER. Son tertulias, por lo general, de contenido político. A veces, la pasión de los contertulios hace que se atropellen en sus intervenciones y el oyente sufre porque ese guirigay le impide entender algo. Rara vez se deja a un contertulio intervenir de un tirón. Sí es verdad que, con las interrupciones, la tertulia gana en vivacidad, aunque, en este tipo de rifirrafes, suelen salir perjudicados los mejor educados (o quizá los más tímidos). Después de varios meses de escucharlas, ya uno -aunque torpe- se va dando cuenta de cómo respira cada tertuliano o tertuliana (me refiero a cuáles son sus afinidades políticas e ideológicas) y, antes de que intervengan, uno suele hacer previsiones sobre el sesgo que van a tomar sus respectivas intervenciones. Las hay favorables y reticentes a la política del Gobierno; aunque todas, por lo general y en mayor o menor grado, son críticas con la política del PP. Sin embargo, se adivina en los contertulios un afán de honestidad e independencia de los partidos políticos que les hace creíbles y siempre respetables. Este ciudadano les queda agradecido en la medida que contribuyen a desenmarañar una realidad demasiado compleja.
    Harina de otro costal son las opiniones. Yo desconfío, intuitivamente, de aquellos que dicen "respetar todas las opiniones". Como sostiene Fernando Savater, no todas las opiniones son respetables ni muchísimo menos. ¿Acaso es respetable una opinión racista? ¿O una que fomenta los malos tratos? ¿U otra que alaba el genocidio?... De ninguna manera. Las opiniones son para ser debatidas y debemos alcanzar la madurez de no considerar nuestras opiniones sagradas y a quienes nos las rebaten como enemigos. Como seres humanos todos estamos sujetos al error y es un hecho que todos nos equivocamos más de la cuenta. Por eso, poner nuestras opiniones a debate y aceptar las críticas que sobre las mismas puedan verterse, es un ejercicio de tolerancia saludable. Y un signo inconfundible de madurez. Lo que sí -y siempre- son respetables las personas, aun a pesar de que algunas de sus opiniones resulten inaceptables.