viernes, septiembre 29, 2006

Una vida complicada 3

    Una vida complicada 3


















    Efectivamente, estoy de acuerdo en que nuestras capacidades personales para cambiar el mundo (queremos decir un mundo más justo y solidario) son limitadísimas. No obstante, ello no nos debe conducir a una conducta derrotista. Siempre, aunque sea mínima, hay una posibilidad de cambiar algo. Por ejemplo, el ajustar nuestra conducta a lo que predicamos (es decir, el ser coherentes) es algo muy positivo (y dificilísimo de lograr). El intentarlo (y lograrlo hasta cierto punto) también es algo positivo. Con esto no quiero decir aquello de que se pare el mundo, que me apeo, sino todo lo contrario: es metiéndonos en el mundo y tratando con la gente como podemos cambiar algo. Mediante el ejemplo. Para mí, que soy maestro, el valor pedagógico del ejemplo es incuestionable. Quizá no se pueda cambiar el mundo, pero, si somos coherentes con lo que creemos y predicamos, podemos cambiar algo en nuestra propia vida. Y, lo más importante, podemos cambiar algo de la vida de los que nos rodean que (quizá) se verán impulsados a obrar en el mismo sentido.






jueves, septiembre 28, 2006

Una vida complicada 2

    Una vida complicada 2

















    Contesto el comentario de un amable lector. Creo que el problema del hombre (y de la mujer) modernos reside en aceptar lo que hay como inevitable, es decir, como si la versión de la vida que nos dan fuera la única alternativa posible. En el fondo, pensamos que no, que hay otras alternativas (más justas, más gratificantes, más ecológicas) pero no nos atrevemos a practicarlas (quizá por comodidad, por temor a ser marginados, por miedo a lo desconocido). Pienso que muchas veces preferimos el aturdimiento a la reflexión; que renunciamos a pensar por nosotros mismos. Luego, nos hacemos conformistas y, a veces, insolidarios. En fin, siendo la vida tan corta como es, es una lástima que no la disfrutemos tratando de ser nosotros mismos, con nuestra personalidad, nuestras virtudes y defectos, expresando lo que pensamos sin temor (la peor censura es la autocensura) y defendiendo los valores en los que creemos. Nos llamarán ingenuos, idealistas, tontos, en un primer momento. Luego, si molestamos demasiado, tratarán de anularnos (con trampas, con mentiras) pero, al menos, nos quedará la satisfacción de haber intentado ser auténticos. Un saludo (creo que he pecado de trascendente).






miércoles, septiembre 27, 2006

Una vida complicada 1








Una vida complicada 1

















    Vivimos una vida harto complicada. Lo que servía ayer, hoy ya no sirve. Los valores vigentes hasta ayer, hoy están en desuso. Así no hay quien se aclare. Tenemos que readaptarnos continuamente a lo nuevo o pasar por unos retrógrados de tomo y lomo. Yo, por ejemplo, creo en el trabajo bien hecho; sin embargo, hoy te suelen cobrar una fortuna por cualquier chapuza. Y, además, hay que tener paciencia para esperar a que te la hagan (cuando ellos quieran) y no sulfurarse en demasía por el destrozo causado. Muchas veces, dan ganas de hacer los arreglos uno mismo; lo malo es que -o nos insuflan las capacidades de supermán- o ello no es posible ya que tenemos fuerzas y capacidades limitadas.

    Otras cosas resultan desproporcionadas. ¿No es un exceso lo que cobra un futbolista de élite? Por muy bien que sepa dar patadas al balón. Lo malo es que caemos como inocentes ratoncillos en la trampa de los medios de comunicación de masas que nos hacen creer que un partido de fútbol es lo más importante del mundo. Y no es así. Sólo que nos lo hacen ver así. Lo mismo podríamos decir de la moda, de los automóviles, de los chalés de lujo, de las joyas y de otras tantas cosas. Estas cosas nos aturden y nos instalan en una confort ficticio. Lo malo es que preferimos este confort a enterarnos y comprometernos con otras crudas e insoportables realidades: la violencia, las hambrunas, la destrucción incesante del medio natural, por citar algunas.




martes, septiembre 12, 2006

Tiempos modernos

                                                                          

 Tiempos modernos

    SKYLINE COLONIA, MARZO 2005

 No me refiero con el título a la archiconocida película de Charles Chaplin, sino a la vida ajetreada e insatisfecha que nos ha tocado vivir. Parece que nunca se sacia uno de lo que sabe o de lo que tiene; es preciso conocer más, poseer más, aparentar más; de lo contrario, tenemos la sensación de no progresar, de quedar estancados, varados en un tiempo insulso carente de objetivos.