viernes, junio 22, 2007

Maestros y maestras republicanos

Maestros y maestras republicanos

Maestras republicanas

    Estoy leyendo el libro de María Antonia Iglesias Maestros de la República (los otros santos, los otros mártires). Es un libro denso, donde se relatan con minuciosidad once casos de maestros represaliados por el franquismo. Hay que atarse los machos antes de ponerse a leerlo, por la dureza de los relatos, por la villanía de los represores. Afloran siempre las cuentas personales pendientes, las envidias y venganzas de los delatores, la crueldad y la impiedad de los verdugos. Es especialmente horrendo el crimen de Arximiro, un maestro gallego, al que sus torturadores le cortaron los testículos y la lengua y le sacaron los ojos antes de fusilarlo. Estas atrocidades contrastan con la bonhomía de los represaliados, excelentes personas, con sus ideas republicanas y que, ingenuamente, nunca entendieron ni aceptaron el porqué se les condenaba si todo su anhelo fue el de hacer el bien a los demás, entregados en cuerpo y alma al noble arte de educar a unas masas analfabetas, a unos niños y niñas que los adoraban y de los que guardan indelebles recuerdos. Él único delito de estos mártires, no reconocidos por la Iglesia, fue su dedicación a los más débiles, a los pobres, algo que molestaba enormemente a los caciques o ricos del pueblo. Acusados falsamente, vejados, humillados, apartados de sus escuelas, privados del cariño de sus familias, injustamente juzgados en juicios sumarísimos por tribunales ya predispuestos de antemano a condenarlos, estos maestros y maestras republicanos -que tan bien encarnaron el ideal de la República de sacar del atraso y la incultura a aquella España y que gozaron de una gran vocación y preparación profesional- merecen todo mi respeto y cariño. Algunas veces me pregunto cómo hubiera sido España de haber triunfado la República; es difícil imaginárselo, pero yo me siento estafado por un franquismo castrador y violento, represor y enemigo del progreso. Después de cometer sus fechorías, los torturadores, entre grandes risotadas, presumían en los bares de haberlas realizado...


lunes, junio 18, 2007

Mantener el blog

Mantener el blog


    Al principio, con las cosas que entrañan novedad, nos las prometemos muy felices. En nuestro magín elucubramos la cantidad de cosas que podríamos hacer, el partido que las podríamos sacar, etcétera. Así me sucedió  con este blog, que me confeccionó mi hija Miriam, pues yo ni siquiera sabía de qué iba la cosa. Luego, tras los primeros escritos, y el ánimo que me proporcionó Raúl, un lector incondicional, seguí manteniéndolo con bastante entusiasmo. Más tarde, por unos u otros motivos, me he ido despegando un poco de él. (Creo que ya hace bastante tiempo que no escribo nada). Sin embargo, me sigue pareciendo un buen invento y estoy seguro de que merece la pena seguir manteniéndolo. De momento, por hoy me despido, pero... volveré.