miércoles, marzo 28, 2007

Desencanto

Desencanto

Bolinaga, el terrorista de ETA que secuestró a Ortega Lara
    Me confieso ciudadano de a pie, sin otro interés que vivir la vida lo más pacíficamente posible (en lo que a uno le dejan), en la mayor armonía con unos y otros. Me desagradan los conflictos (aunque se dice que el conflicto es inherente a las relaciones humanas; también se dice que crecemos y maduramos como personas en la experiencia dolorosa de los conflictos...) Por desgracia, mi propósito de vivir una vida tranquila no es fácil de conseguir, salvo que uno se convierta en zombi y se aísle de todo y de todos. No quiero llegar a tanto. Pero hechos tan simples y placenteros como escuchar la radio o leer la prensa están convirtiéndose para mí en un suplicio. Tal es el cúmulo de sandeces y barbaridades que uno se ve precisado a escuchar y leer, provenientes, en su mayoría, de ciertos líderes de la llamada clase política.
    Deben de pensar que los ciudadanos somos descerebrados, incapaces de discernir los hechos. Como si no supiéramos que el ruido y la bulla que arman son para distraernos de otros asuntos mucho más importantes o para disimular su falta de iniciativas provechosas para el ciudadano, o para tapar sus corruptelas inconfesables. ¿Cómo reaccionan cuando se les descubre un chanchullo, por ejemplo? O apelando al ámbito de lo privado o descalificando a quien les ha sorprendido o denunciado.
    En estos momentos, se está aprovechando la concesión del segundo grado penitenciario a un sanguinario etarra para deslegitimar, de una forma burda e irresponsable, al Gobierno de la nación, bajo el pretexto de que se ha rendido el Estado de Derecho a los terroristas. Cuando el anterior presidente del Gobierno llamaba a la banda terrorista “Movimiento Vasco de Liberación”, ¿estaba también rindiendo el Estado de Derecho a los despiadados terroristas? Por favor, no intoxiquen.
    Afortunadamente, hay todavía muchos ciudadanos sensatos, con criterio propio, que no seguimos las consignas incendiarias de unos cuantos irresponsables. Como si no supiéramos que el ruido y la bulla que arman son para tratar de recuperar, cuanto antes y como sea, el poder perdido.
    Si unos y otros son verdaderos demócratas (como presumen), que se tranquilicen; que no nos crispen, que nos dejen vivir en paz, y traten de ayudar a resolver los temas que de verdad preocupan a los ciudadanos: la vivienda, la inmigración, la educación, el medio ambiente... Y el terrorismo, claro. Pero estando unidos todos contra esa barbarie y sinrazón.