El tiempo está loco, loco...
Lo menos que podemos decir es que estamos confundidos con el clima. Parece que en Rusia los osos no se aclaran si deben ir a hibernar o quedarse a esperar a que el tiempo empeore. Las pobres liebres siberianas que cambiaron su pelaje castaño por otro blanco, más acorde con el paisaje invernal, son ahora presa fácil de sus depredadores. Los rusos, con temperaturas de alrededor de los cero grados, se deprimen porque los inviernos ya no son lo que eran. En Centroeuropa no nieva. Aquí tampoco. ¿Qué está pasando? ¿Es que el cambio climático tan anunciado (y tan temido) está ya vigente? ¿O es solamente un fenómeno natural que, de vez en cuando, se produce sin mayores contratiempos? La verdad es que no sabemos nada. Sólo intuimos que las tremendas agresiones que infligimos los humanos al medio ambiente no han de quedar impunes y la Naturaleza sabrá cobrarse su venganza con réditos generosos. Ese es nuestro justificado temor. Pero esto no ha de amilanarnos. Seguiremos erre que erre dilapidando preciosos recursos naturales con la estúpida arrogancia que nos caracteriza. ¿Somos realmente los humanos los seres más inteligentes del planeta? Yo lo dudo muy frecuentemente.