lunes, noviembre 26, 2007

Un hombre llamado Caballo


Un hombre llamado Caballo

Imagen copiada de FilmAffinity

    Como recordarán mis amigos lectores, Un hombre llamado Caballo es el título de una película del Oeste, en la que el actor británico Richard Harris desempeña un papel estelar. Llama la atención la universalización del racismo, ya que, en el poblado de los indios, es el blanco el raro, el discriminado, el insultado, el postergado... Es el hombre blanco el que tiene que hacer el esfuerzo de integrarse, de aprender un nuevo idioma, nuevas costumbres sociales, adaptarse a exóticas comidas... De tal forma se esfuerza nuestro héroe que acaba siendo líder del pueblo indígena que lo acogió y que está siendo perseguido por los blancos depredadores y codiciosos; un pueblo con valores como el de la acendrada amistad, la lealtad al líder, el respeto a los ancianos... Valores nada en boga en nuestros pragmáticos días de "hágase usted rico meteóricamente y por encima de todo", aunque para ello se deba pisotear los derechos de los más débiles...

(Un beso a mi hija Miriam)




lunes, octubre 15, 2007

Tiempo de otoño


Tiempo de otoño

    Cada día que pasa vamos adentrándonos más en el otoño, con sus días más cortos y sus noches más largas. El hogar recobra la importancia que tuvo en el invierno y experimentamos cierto placer en recogernos, a salvo de las inclemencias y del mal tiempo. La lectura puede ser un buen entretenimiento para llenar el tiempo de asueto, quizá mucho más provechoso que esos programas de televisión insulsos e, incluso, horteras.
    A propósito de libros, este verano acabé de leer uno, iniciado y dejado varias veces, que se titula Sombras sobre el Hudson, de Isaac Bashevis Singer, un autor de origen judío -ya fallecido- que escribía en yiddish, y logró el premio Nobel de literatura. La historia está ambientada, como sugiere el título, en la Nueva York inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial y son varios los personajes (no sé si a esto se le llama obra coral) que entrelazan sus historias, todos ellos marcados indeleblemente por la tragedia judía, causada por el nazismo. Nos ilustra de forma amena y precisa sobre las tradiciones y ceremonias del judaísmo, con un lenguaje rico y preciso, en medio de la vorágine de unos personajes inseguros, vacilantes, que han perdido todas las esperanzas y se aferran a la vida en una huida compulsiva de sí mismos.

(Un saludo a Raúl)



viernes, junio 22, 2007

Maestros y maestras republicanos

Maestros y maestras republicanos

Maestras republicanas

    Estoy leyendo el libro de María Antonia Iglesias Maestros de la República (los otros santos, los otros mártires). Es un libro denso, donde se relatan con minuciosidad once casos de maestros represaliados por el franquismo. Hay que atarse los machos antes de ponerse a leerlo, por la dureza de los relatos, por la villanía de los represores. Afloran siempre las cuentas personales pendientes, las envidias y venganzas de los delatores, la crueldad y la impiedad de los verdugos. Es especialmente horrendo el crimen de Arximiro, un maestro gallego, al que sus torturadores le cortaron los testículos y la lengua y le sacaron los ojos antes de fusilarlo. Estas atrocidades contrastan con la bonhomía de los represaliados, excelentes personas, con sus ideas republicanas y que, ingenuamente, nunca entendieron ni aceptaron el porqué se les condenaba si todo su anhelo fue el de hacer el bien a los demás, entregados en cuerpo y alma al noble arte de educar a unas masas analfabetas, a unos niños y niñas que los adoraban y de los que guardan indelebles recuerdos. Él único delito de estos mártires, no reconocidos por la Iglesia, fue su dedicación a los más débiles, a los pobres, algo que molestaba enormemente a los caciques o ricos del pueblo. Acusados falsamente, vejados, humillados, apartados de sus escuelas, privados del cariño de sus familias, injustamente juzgados en juicios sumarísimos por tribunales ya predispuestos de antemano a condenarlos, estos maestros y maestras republicanos -que tan bien encarnaron el ideal de la República de sacar del atraso y la incultura a aquella España y que gozaron de una gran vocación y preparación profesional- merecen todo mi respeto y cariño. Algunas veces me pregunto cómo hubiera sido España de haber triunfado la República; es difícil imaginárselo, pero yo me siento estafado por un franquismo castrador y violento, represor y enemigo del progreso. Después de cometer sus fechorías, los torturadores, entre grandes risotadas, presumían en los bares de haberlas realizado...


lunes, junio 18, 2007

Mantener el blog

Mantener el blog


    Al principio, con las cosas que entrañan novedad, nos las prometemos muy felices. En nuestro magín elucubramos la cantidad de cosas que podríamos hacer, el partido que las podríamos sacar, etcétera. Así me sucedió  con este blog, que me confeccionó mi hija Miriam, pues yo ni siquiera sabía de qué iba la cosa. Luego, tras los primeros escritos, y el ánimo que me proporcionó Raúl, un lector incondicional, seguí manteniéndolo con bastante entusiasmo. Más tarde, por unos u otros motivos, me he ido despegando un poco de él. (Creo que ya hace bastante tiempo que no escribo nada). Sin embargo, me sigue pareciendo un buen invento y estoy seguro de que merece la pena seguir manteniéndolo. De momento, por hoy me despido, pero... volveré.



jueves, abril 19, 2007

Necrológica

Don Félix

Don Félix con algunas feligresas

    Félix Esteban Astorga se ausentó un día de esta primavera, a finales de marzo, silenciosamente. Don Félix, como le llamaban los niños y niñas del colegio público “Puente Castro”, a quienes enseñaba religión católica en los años en que lo conocí, era, además, un sacerdote muy querido en el barrio de Puente Castro, donde ejercía de coadjutor. Hombre de acendrados valores cristianos, desarrollaba su vocación pastoral con abnegación y sencillez. Persona tolerante y compañero solidario, siempre gozó del aprecio de todos cuantos lo conocimos y nos sentimos honrados con su amistad.
    Últimamente, a pesar de que la enfermedad que padecía desde hacía tiempo había debilitado seriamente su salud y de los consejos disuasorios de sus familiares, no faltaba a su cita con los ancianos de la residencia de las Hermanitas de los Pobres, de la calle Corredera. A duras penas podía oficiar la Santa Misa, pero él allí estaba, inasequible al desaliento, fiel a su compromiso. “Mientras el cuerpo aguante, iré”, tranquilizaba a su hermano, cuando éste le aconsejaba que se quedara en casa.

miércoles, marzo 28, 2007

Desencanto

Desencanto

Bolinaga, el terrorista de ETA que secuestró a Ortega Lara
    Me confieso ciudadano de a pie, sin otro interés que vivir la vida lo más pacíficamente posible (en lo que a uno le dejan), en la mayor armonía con unos y otros. Me desagradan los conflictos (aunque se dice que el conflicto es inherente a las relaciones humanas; también se dice que crecemos y maduramos como personas en la experiencia dolorosa de los conflictos...) Por desgracia, mi propósito de vivir una vida tranquila no es fácil de conseguir, salvo que uno se convierta en zombi y se aísle de todo y de todos. No quiero llegar a tanto. Pero hechos tan simples y placenteros como escuchar la radio o leer la prensa están convirtiéndose para mí en un suplicio. Tal es el cúmulo de sandeces y barbaridades que uno se ve precisado a escuchar y leer, provenientes, en su mayoría, de ciertos líderes de la llamada clase política.
    Deben de pensar que los ciudadanos somos descerebrados, incapaces de discernir los hechos. Como si no supiéramos que el ruido y la bulla que arman son para distraernos de otros asuntos mucho más importantes o para disimular su falta de iniciativas provechosas para el ciudadano, o para tapar sus corruptelas inconfesables. ¿Cómo reaccionan cuando se les descubre un chanchullo, por ejemplo? O apelando al ámbito de lo privado o descalificando a quien les ha sorprendido o denunciado.
    En estos momentos, se está aprovechando la concesión del segundo grado penitenciario a un sanguinario etarra para deslegitimar, de una forma burda e irresponsable, al Gobierno de la nación, bajo el pretexto de que se ha rendido el Estado de Derecho a los terroristas. Cuando el anterior presidente del Gobierno llamaba a la banda terrorista “Movimiento Vasco de Liberación”, ¿estaba también rindiendo el Estado de Derecho a los despiadados terroristas? Por favor, no intoxiquen.
    Afortunadamente, hay todavía muchos ciudadanos sensatos, con criterio propio, que no seguimos las consignas incendiarias de unos cuantos irresponsables. Como si no supiéramos que el ruido y la bulla que arman son para tratar de recuperar, cuanto antes y como sea, el poder perdido.
    Si unos y otros son verdaderos demócratas (como presumen), que se tranquilicen; que no nos crispen, que nos dejen vivir en paz, y traten de ayudar a resolver los temas que de verdad preocupan a los ciudadanos: la vivienda, la inmigración, la educación, el medio ambiente... Y el terrorismo, claro. Pero estando unidos todos contra esa barbarie y sinrazón.


jueves, febrero 22, 2007

El habla de un bravo del siglo XVII

El habla de un bravo del siglo XVII

Arturo Pérez Reverte

    Comentario sobre el discurso de entrada en la Real Academia Española de la Lengua de Arturo Pérez Reverte, titulado El habla de un bravo del siglo XVII.
    El autor de El capitán Alatriste, nacido en 1.951 en Cartagena, elabora un discurso original e impactante. Trata de las andanzas de un bravo, un valentón, del siglo XVII, cuya lengua es el habla de las germanías “esa lengua marginal, paralela a la general y en continua interacción con ella, que ha evolucionado con el tiempo para conservar su utilidad hermética; y que hoy es lo que algunos llamamos golfaray: el argot de los delincuentes y de las cárceles”. 
    Antes de entrar en materia (nobleza obliga), Arturo Pérez Reverte glosa los méritos de su antecesor en el sillón de la letra T, don Manuel Alvar.
    Arturo Pérez Reverte nos cuenta un día de la vida de un bravo, un valentón, un chulo sin escrúpulos, vividor donde los haya, desde que se levanta hasta que sale de un garito, desplumado y malhumorado, lanzando bravatas a los tahúres que le han pelado. Entre medias, este rufián amoral, se ha marchado de una tasca sin pagar lo bebido y comido y ha amenazado a una de sus tres coimas (prostitutas que trabajan para él) con “cruzarle con un tajo esa bonita cara” por no entregarle suficiente dinero. A pesar de su deplorable proceder, en el hampón se adivinan ciertos rasgos caballerescos, un cierto arrojo y valentía; un código de conducta leal a una forma de ser y de vivir.
    Por otro lado, es asombrosa la riqueza de términos y expresiones que maneja el autor de La tabla de Flandes, quien se ha documentado concienzudamente, recurriendo a autores de la época como Lope o Quevedo, o a estudiosos o eruditos en esta materia. Hay términos usados en el Siglo XVI y XVII –por ejemplo, trena (cárcel)- todavía usados hoy en el argot carcelario –el golfaray, ya citado-.
    Arturo Pérez Reverte, profundo conocedor de las flaquezas humanas, no en vano fue corresponsal de guerra entre 1973 y 1994, impregna su relato de cierta amargura y escepticismo. Crítico mordaz, no se anda por las ramas cuando tiene que llamar a las cosas por su nombre. Ni complaciente con el poder ni proclive a la adulación, el autor de El club Dumas, es, a su manera, un caballero andante, nostálgico de una época esplendorosa de la historia de España, deudora de unos héroes muertos de hambre, desharrapados y amorales, pero llenos de arrojo y braveza.
    En cuanto al estilo, Arturo Pérez Reverte es claro y conciso: «Mi único secreto es muy simple y está al alcance de cualquiera: planteamiento, nudo, desenlace, las comas en su sitio, y sujeto, verbo y predicado». Para el lector, es una delicia leerle: su prosa es sobria, prieta y vigorosa. Sabe, como nadie, dotar a sus relatos de un ritmo acompasado que va en aumento a medida que se acerca el desenlace de los acontecimientos.




miércoles, enero 17, 2007

El tiempo está loco, loco...

El tiempo está loco, loco...

Oso polar 

    Lo menos que podemos decir es que estamos confundidos con el clima. Parece que en Rusia los osos no se aclaran si deben ir a hibernar o quedarse a esperar a que el tiempo empeore. Las pobres liebres siberianas que cambiaron su pelaje castaño por otro blanco, más acorde con el paisaje invernal, son ahora presa fácil de sus depredadores. Los rusos, con temperaturas de alrededor de los cero grados, se deprimen porque los inviernos ya no son lo que eran. En Centroeuropa no nieva. Aquí tampoco. ¿Qué está pasando? ¿Es que el cambio climático tan anunciado (y tan temido) está ya vigente? ¿O es solamente un fenómeno natural que, de vez en cuando, se produce sin mayores contratiempos? La verdad es que no sabemos nada. Sólo intuimos que las tremendas agresiones que infligimos los humanos al medio ambiente no han de quedar impunes y la Naturaleza sabrá cobrarse su venganza con réditos generosos. Ese es nuestro justificado temor. Pero esto no ha de amilanarnos. Seguiremos erre que erre dilapidando preciosos recursos naturales con la estúpida arrogancia que nos caracteriza. ¿Somos realmente los humanos los seres más inteligentes del planeta? Yo lo dudo muy frecuentemente.