jueves, noviembre 30, 2006

Compradores compulsivos

Compradores compulsivos


Compradora ¿compulsiva?

    Vivimos en una sociedad en la que, aparentemente, "todo" se puede comprar. Eso sí, hay que disponer de dinero. Así que, teóricamente, si dispusiéramos de dinero, "todo" estaría al alcance de nuestras manos. ¿Pero, aun en el caso de que, efectivamente, "todo" lo que se nos antojase lo pudiésemos comprar seríamos, por ese simple hecho, mejores, más felices, más sabios? En primer lugar, hay un problema de tiempo: es limitado y no da para disfrutar de todo. Pongamos, por ejemplo, que nos apasiona leer. ¿Podríamos leer todo lo que nos apetece? Seguramente, no. Siempre tenemos necesidad de priorizar. Siempre.
    En mi caso, dispongo de una biblioteca bastante nutrida que, probablemente, nunca leeré. Sin embargo, cuando la iba adquiriendo me parecía que iba a poder disfrutar de todos aquellos libros tan interesantes. Podría decir lo mismo de la música que tengo almacenada. Lo único que se ajusta más al binomio deseo-consumo son los vídeos de que dispongo.
    Con el paso del tiempo, me he ido desengañando de los reclamos publicitarios y antes de ceder al impulso de comprar, prefiero reflexionar sobre la utilidad de la compra. Además, ya casi no dispongo de espacio en casa. Quizá una buena solución es aprovechar los préstamos de la Biblioteca Pública o, en el caso del cine, visitar el videoclub de la esquina.


martes, noviembre 07, 2006

Felicidad

Felicidad

Un paisaje de Cubillas de los Oteros pintado por Lorenzo Gorostiaga

    Cuando pienso en un momento feliz de mi vida evoco el recuerdo de una noche de otoño-invierno en Cubillas de los Oteros, mi pueblo adoptivo, andando campo a través con varios amigos (ahora, no recuerdo quienes) en busca de nidos de gorriones por las casetas de riego de Allá Abajo, en medio de una helada de garabatillo, recién salido de unas anginas, pero feliz de haber recuperado la salud, y el regreso en busca de mis padres (que estaban en la cocina de Cayo, el del bar, con Ángela, la esposa de aquél, viendo un Estudio 1 a la vez que degustaban unos refrescos, quizá unos Kas de limón). Este recuerdo me devuelve a lo rural y a la adolescencia, cuando no había sufrido todavía pérdidas irreparables. Crecer es eso: perder, sufrir, independizarse, madurar.



domingo, noviembre 05, 2006

La Tierra se hunde

La tierra se hunde



















    Últimamente, los medios de comunicación nos abruman con informaciones, opiniones, informes, sobre el cambio climático, la licuación de los glaciares milenarios y de los hielos polares, la progresiva desaparición de la Amazonia... En cincuenta años, tampoco tendremos pescado que llevarnos a la boca (o no tendrán las generaciones futuras porque ya no estaremos para verlo) si se sigue esquilmando el mar al ritmo actual... La flora y la fauna sufrirán grandes cambios: desaparecerán especies y otras tendrán que adaptarse a la fuerza a las nuevas condiciones medioambientales... En fin, todo un apocalipsis medioambiental en el que los seres humanos seremos los principales causantes, en especial los habitantes del llamado Primer Mundo (u Occidente) que con un sistema económico en el que, sobre todo, se prima el consumo a toda costa y en el que el beneficio económico de las empresas es el primordial objetivo... Nada de protocolos de Kioto ni otros camelos globalizadores... Lo importante, para todos nosotros (políticos, empresarios, ciudadanos de a pie) es el aquí y ahora, ya que no estamos dispuestos a renunciar a nada ni a sacrificarnos por nadie...